EDITORIAL
Cuando el río suena...
Finalmente no son pocas las voces que hablan de una “pandemia” imaginaria que ha sido aprovechada estupendamente por el Presidente del Empleo para acallar las innumerables protestas que en su contra estaban preparadas para el 1° de Mayo.
Pues la inconformidad del gremio “trabajador” para con Felipe Calderón, al que la mayoría de los mexicanos considera traidor, que todavía es peor que espurio, es a todas luces notoria.
Por lo que aún con las sugerencias de don Felipe de que nadie saliera a las calles, no fueron pocos los que desatendieron las sugerencias y públicamente se manifestaron de manera abierta en su contra y en contra de sus políticas gubernamentales.
Pero el daño económico que ha recibido el País en estos días, sin tomar en cuenta que los mexicanos aprovechamos cualquier oportunidad para no trabajar, es verdaderamente incalculable.
Millones de personas que viven del “diario”, como los meseros, no pudieron llevar dinero a sus casas y el desequilibrio económico ha sido mayúsculo, pues lo que no ganaron hoy, no lo pueden ya recuperar mañana.
Y aunque el michoacano ciertamente que no se ha distinguido por su inteligencia, sería demasiado el que el asunto se le hubiera salido de control (que si se le salió) y todo hubiera sido inventado.
Pero no habrá que esperar mucho tiempo para saber cuál ha sido la realidad. Si efectivamente fue provocado para beneficiar a las transnacionales farmacéuticas (que es lo más probable) o simplemente se aprovecharon como buitres de la situación.
El que Felipe Calderón haya recibido el envío humanitario de China sin tener cubrebocas, sin duda alguna que da en qué pensar, e indudablemente que no se pueden tener buenos pensamientos ante acciones tan aberrantementes e incongruentes.
Porque el que Patricia Espinosa haya recomendado no viajar a China mientras no se termine con las medidas restrictivas que la Canciller consideró injustas, es un claro ejemplo de que la diplomacia mexicana y la coordinación en el Gabinete anda por los suelos.
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