sábado, 16 de mayo de 2009

Estoy muy arrepentido del escándalo causado

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Barata de escándalos
Eduardo Valle

La cuadratura del círculo

Miguel de la Madrid acepta en una entrevista con Carmen Aristegui que lamenta habernos impuesto a Carlos Salinas de Gortari (felicidades: con ésta son tres columnas donde aquí se le cita en línea). Y luego se lanza a recitar partes del libro El Segundo Disparo, publicado por este autor en 1995. Pero no se atreve a mencionar a quien fuera su secretario particular, uno de los ejes del citado libro: Emilio Gamboa Patrón. El ex presidente se lanza sólo sobre la familia Salinas; en particular sobre el llamado “10%”: Raúl Salinas de Gortari, quien, dice, se habría comunicado y recibido millones de dólares del narcotráfico. La entrevista, hecha para publicarse en un libro, se da a conocer la mañana del miércoles 13 de mayo. Y para la noche de ese mismo día, don Miguel, previa visita amable de don Emilio Gamboa Patrón a su casita en Coyoacán, se declara enfermito y afirma que sus declaraciones carecen de precisión y validez. La enfermedad lo atontó y ahora dice cosas sin ton ni son. Pero el escándalo ya está en la calle. Y nada más. Hasta ahí: otro escándalo más sin ninguna consecuencia judicial. Y ese es el verdadero problema.

¡Caramba!: la clase política mexicana es tan cínica que permite a un individuo como Gamboa Patrón -quien debió ser defenestrado por el escándalo de El Segundo Disparo, fundado en documentación oficial, exacto: de la propia Secretaría de Comunicaciones y Transportes- permanecer en los primeros planos de la política y luego convertirse en el “pastor” de los diputados priístas en la presente legislatura federal. Es la mejor prueba de que no pasó nada; no pasa nada, no pasará nada. Esa es la divisa de nuestros políticos: haz negocios y cobra tú cheque. Y cállate. Eso es todo. Si alguien te menciona por ahí -con o sin pruebas- ni te preocupes: te están haciendo famoso. Entras al concurso de quién es el más mencionado en los medios. Eso es todo. De cualquier manera esa fama es efímera: las posiciones, no. Esas son las importantes. Junto a los negocios y los cheques. Todo lo demás son tormentas pasajeras, efímeras. Ya se olvidarán de ti. Y de Kamel Nacif y de Succar Kuri. Ya vendrá otro a escandalizar.

Las buenas conciencias (por un ratito) se conmocionan. Se exigen por ahí investigaciones judiciales.

Las autoridades demandan que quienes escandalizan vayan al ministerio público a formalizar la denuncia. Y como todos conocen las claves del juego, la calma regresa por unos días (u horas) y habrá que esperar un nuevo escándalo para que las buenas conciencias se conmocionen de nuevo. Y así es este juego de Juan Pirulero en donde cada quien atiende su juego.

Con todo, los escándalos lastiman: ahora le toca el turno a los Salinas, a Gamboa Patrón y al poderoso senador Manlio Fabio Beltrones (el secretario particular de “Don Fernando” Gutiérrez Barrios, el de la Dirección Federal de Seguridad y de Gobernación). A todos ellos les ponen desde algún lugar un “estate quieto”, y a los electores les recuerdan de pasada lo que era (es: ver Colima) el PRI. A unas semanas de las elecciones generales federales. Cuando el eje de la campaña nacional panista es: “PRI: cómplice de los narcotraficantes”. Como si nada pudiera decirse de Vicente Fox, su familia y lo sucedido en los seis años de gobierno del guanajuatense. Pero tengamos calma. En esta temporada electoral, con y sin IFE, y a quién le importa el IFE, vamos a contemplar embelesados más y mejores escándalos. Para que se nos olvide que los de las escandaleras están ahí porque nosotros -con nuestro voto, acciones u omisiones- los pusimos ahí. Y ese sí es un verdadero escándalo del cual pocos quieren hablar.

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