Indice Político
07 de Octubre de 2008
07 de Octubre de 2008
No todo está podrido…
Por Francisco Rodríguez
Aún hay esperanza. Y aunque la tragedia nacional de nuestro ser o no ser está servida, permítame parodiar hoy al Hamlet de William Shakespeare, pues no todo está podrido en Dinamarca. Tampoco en México, pues por fortuna hay jóvenes como Andrés Leonardo Gómez y Mario Jiménez Santiago quienes el viernes anterior han dado una muy importante muestra de valor cívico enfrentándose no sólo al poder, también a los excesos milicianos que su absurdo ejercicio trae consigo.
Andrés, como usted seguro ya sabe, fue arbitrariamente detenido por elementos de “la guardia de la reina”, cual los militares conocen al cortesano Estado Mayor Presidencial, por el “delito” de señalar al señor Felipe Calderón la condición que buena parte de la dividida población del país le ha asignado, dado su muy cuestionable y accidentado arribo a la Primera Magistratura –“haiga sido como haiga sido”, definió él mismo— y que no es otro que el de su carencia de legitimidad para ocupar el mayor de los encargos políticos de la Nación. Mario, por su parte, manifestó en voz alta, estentórea, que como muchos otros mexicanos no se traga las píldoras sobre democracia y bla, bla, bla que ahogan cuanto discurso pronuncia el señor Calderón.
Los hechos, como siempre, desmintieron las palabras del ocupante de Los Pinos. Hablaba él de libertades –“¿cuáles?”, cuestionaba Mario—, y ambos jóvenes eran privados de la misma. Durante minutos, un par de horas. Secuestrados, así y por poco tiempo.
No todo está podrido. Hay jóvenes como Andrés y como Mario que confirman lo siempre sabido: a mayor educación, mayor grado de conciencia. A mayor educación, menos posibilidad de ser manipulado por los discursos sosos, carentes de materia, o por los medios que los reproducen como verdades absolutas a sabiendas de su falsedad.
Contrario sensu. A menor educación, más mentiras encapsuladas recetas goebbelianas en tonadillas repetidas y repetidas hasta el grado de pretender hacerlas ciertas. Las de ese mismo viernes, más temprano, cuando el propio señor Calderón, ahora ante el Parlamento de las Niñas y los Niños, dijo a los menores de edad, sin atreverse a dar nombres, que hay quienes teniendo ya muchos años y diciéndose muy demócrata, “la verdad no respeta las ideas básicas de la democracia y podría hacerle mucho daño al país”.
Sabemos ya, en sólo unos años quién es el señor Calderón, por lo que resulta impensable que tal haya sido en tono autocrítico, sino –para no variar— sí dirigido a quien es su principal contendiente político, el señor Andrés Manuel López Obrador, quien para él es sin duda toda una obsesión, la mayor de muchas piedras en su zapato.
Andrés Leonardo Gómez es hijo del maestro Luis Gómez, quien hace poco aspirara a dirigir la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM –a la que no llegó, pues la Máxima Casa de Estudios también se ha derechizado en los últimos lustros “para sobrevivir”— es también ahijado de un cercano colaborador de Josefina Vázquez Mota, Roberto Alvarez Argüelles, administrador de los servicios educativos para el DF.
Andrés es educado. Es crítico. Es una esperanza, de que no todo está perdido ni podrido…
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