Más le vale a Vicente Fox que empiece a rezar para que no le suceda nada a AMLO
En un Estado de Derecho, Vicente Fox estaría preso en lugar de estar diciendo tanta pendejada, que no porque le festejen a carcajadas su estupidez los medios a modo, se convierta en sapiencia lo dicho por el descerebrado e impresentable sujeto cobijado por la impunidad garantizada, incluso con el nombramiento de un procurador general de injusticia para ese fin preciso, por el usurpador Felipe Calderón.
Por María Teresa Jardí
Otro delito en su haber para el presidente que nunca fue Presidente, tan tontito. Delito del conocimiento público y lo que ya recorre el mundo, consignado en el video, que mataría de risa, si no fuera tan vergonzoso para México, a quien lo viera.
Pedir que “se le parta el queso a AMLO” es llamar a que se le asesine. E incitar el que se asesine a alguien es un delito muy grave. Y si se cumple el llamado convierte al que públicamente promueve el crimen en el autor intelectual del mismo.
Muy al estilote de ese delincuente, tan estúpido, además, que ni siquiera se da cuenta de que eso hasta los dictadores lo callan aunque lo hagan.
Que rece, que rece, que vaya de rodillas a pedir al demonio, que es quien a lo mejor escucha sus desvaríos, para que AMLO no se muera ni siquiera de una asesina gastritis. Vamos, que pida, todos los días, que no fallezca ni de un catarro mal cuidado el único Presidente Legítimo de la República que lleva por nombre el de Estados Unidos Mexicanos, porque el autor intelectual de esa muerte ya tiene nombre y apellido.
Luego de hacer el entripado correspondiente al día, al ver el video publicado por un diario que da cuenta del desatino de Fox a nombre del PAN y del usurpador. Pienso en qué se sentirá ser tan estúpido. ¿Será la vida más fácil? Seguramente. Las mutiladas neuronas que le quedan a esa mente, asesinadas las otras por el propio dueño del pequeño cerebro que alberga su cráneo, son las que le permiten vivir en foxilanda. Pero, aún así, es difícil entender cómo se implica, aunque le queden tres neuronas al tipo, él mismo en el más grave los delitos: el homicidio.
Es cierto que aquí, hasta los niños de pecho saben que la vida no vale nada. Pero, bueno, hay que tener, no digamos algo de estilo que con ese no nació Fox, pero al menos la cordura mínima necesaria, si se quiere seguir siendo un personaje público, para no exhibirse como el pasto de presidio, que se es. Vamos, ni los narcos. Futuro inquilino seguro de algún manicomio. Claro, acabará sus días, en un manicomio a la medida si tiene la suerte de no pisar la cárcel como Echeverría. Quizá encerrado entre cuatro paredes, aunque sean las de su rancho. Despreciado por los mexicanos y abucheado por la historia. Rumiando su malaventura ante el desperdicio de ser humano, que tampoco fue. Qué pena me da Fox. El que de esperanza de futuro dio el salto a exhibir una y otra vez su miseria interna.
Y más le vale también, al usurpador, que se aplique a que no se toque a AMLO ni con el pétalo de una flor.
El pueblo mexicano, de tan tranquilo, da la impresión de ser apático. Pero obligarlo a reventar, demostrado por la historia está, que es la peor de las ideas.
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