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Lucinda Ruiz Posada
El lunes 24 de agosto a.m. publicó, en primera plana, unas declaraciones del Presbítero José Morales. Escribí una respuesta a su falta de información. Busqué el derecho de réplica por dos semanas en las que me mandaron del tingo al tango hasta el director, quien, según me dijo su secretaria, tiene el texto hace días, y no he tenido respuesta. Antes de que se cumpla el primer aniversario, la publico aquí.
“Es difícil que una mujer sea violada”
Que les pregunte a las obreras que salen de madrugada en los barrios desiertos, con los tirantes del overol anudados cuantas veces pueden.
“Es difícil que en Querétaro una mujer sea violada”.
En Querétaro las mujeres violadas no denuncian porque mientras esperan son objeto de burla de los policías. Porque el médico legista hasta recientemente es mujer, el perito sigue siendo hombre, y el interrogatorio es otra violación. Y después de pasar por todo esto, los violadores quedan impunes. A muchas sus familiares no se los permiten “por la vergüenza”.
“Hablando en plata, es muy difícil que una mujer sea violada. El hombre llega hasta donde la mujer quiere”
¿Con qué voz habla? ¿Sabe del terror paralizante que sufre la mujer?
Antes de hacer esas declaraciones misóginas y absolutamente faltas de respeto, se hubiera informado un poquito.
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