domingo, 14 de marzo de 2010

Podemos seguir confiando en esas instituciones?

¡¡Exijamos lo Imposible!!
EDITORIAL
Destapadas las cloacas.


Así como en nuestro México acabamos de confirmar lo que ya sabíamos: Que don Felipe Calderón ocupa de manera ilegítima el cargo de Presidente de la República. Lo que en cualquiera otra nación con toda seguridad sería un escándalo de consecuencias drásticas e históricas.

Que el confirmadamente espurio michoacano está inmiscuido en el acuerdo del Estado de México, aunque él lo niegue y sus corifeos intenten protegerlo.

Que los acuerdos (pactos) entre los Partidos Políticos están muy por encima de los votos de los ciudadanos.

Y que por consiguiente toda nuestra “incipiente Democracia” ha resultado un fraude monumental con el que la clase política ha engañado a sus electores cada vez que les ha venido en gana.

Pues aunque lo niegue don Felipe y agarre de chivo expiatorio a su Secretario de Gobernación, no podrá hacer creer a nadie que no estaba enterado de todo el cochinero.

Así también en el Vaticano recorren más o menos el mismo camino con los escándalos de pederastia que ya han involucrado hasta a Benedictus XVI cuando era obispo en Alemania.

Y aunque ante las evidencias el alemán Pontífice no ha dado la cara, a mandado a decir a sus iguales quienes aducen que el entonces obispo de Munich Joseph Ratzinger no supo nada.

La pregunta es, si ante las irrebatibles evidencias y sobradas sospechas que recaen sobre ambos Cárteles (el de la política y el de Dios) se puede seguir teniendo confianza, consideración y respeto por los personajes y las Instituciones que manejan la política y la religión, cuando ambos son sabidamente delincuentes al mando de estructuras más que podridas.

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