miércoles, 24 de marzo de 2010

Patrocinadas por el Vaticano y los disidentes

¡¡Exijamos lo Imposible!!
EDITORIAL

De las Madres de blanco.

Para quien tiene como bandera la Libertad de Expresión, difícil es poder tomar partido por un régimen que muchas cosas buenas puede tener, eso no se puede negar, entre ellas el despertar el nacionalismo entre sus ciudadanos.

Pero todo se echa por la borda al privar al ser humano de la libertad de decidir su propia vida y encontrar su razón de existir en esta vida. Que finalmente es un concepto filosófico que pocos entienden y en consecuencia aplican (de eso se aprovechan para manejar a los demás)

Pero eso no obsta para que cualquiera tenga el derecho de desempeñar su papel en el gran teatro de la vida. Lo que evidentemente no sucede en el régimen cubano que unos podrán juzgar bien y otros mal.

Lo mismo le sucedía en vida a Don Benito Juárez, de quien se decía que era un prócer, o el mismísimo Demonio. Cosas de los grandes hombres con grandes aciertos y grandes errores.

Pero hasta el más ciego puede ver que el movimiento de las Madres de Blanco, muy parecido al de las madres argentinas, cabe decirlo, no solo está patrocinado por los disidentes de Miami, sino por la Iglesia judía de Roma, es decir, por el Vaticano.

Cuba es el último bastión de las pasadas dictaduras que pactaron derrocar Ronald Reagan y Juan Pablo II. Habiendo caído la dictadura en México, la que tanto atacó el polaco durante sus visitas “pastorales”, solo resta Cuba, que habiendo sido visitada por don Karol, no ha cedido paso a la “bendita” pero peligrosa Democracia.

La arremetida del capitalismo contra el régimen cubano es fuerte, pues busca mercados para sus venenosos productos chatarra, sus deidades de fantasía, y sus medicinas de patente, que no muy curan, pero que acaban con las medicinas tradicionales, en no pocas ocasiones, más efectivas.

La resistencia del pueblo cubano, bien adoctrinado, es capaz de soportar eso y más; y la opinión internacional no muy les afecta. Pero tienen que darse cuenta que el enemigo lo tienen dentro en las capillas y los templos.

De otra manera, es decir, si no se dan cuenta de donde vienen los ataques, correrán la misma suerte que corrieron todas las dictaduras por donde el protector de pederastas puso la santa rueda de su papamóvil.

Papamovil que resultó ser peor que el caballo de Atila, que por donde pisaba no volvía a crecer ni el pasto. Pues así, por donde rodó el papamóvil dejó estelas de sangre.

Cabiendo mencionar que durante su papado sucedieron todos los escándalos que hoy son públicos. Y pensar que don Karol Wojtyla no lo sabía, cuando protegió y distinguió públicamente a Marcial Maciel, es querer tapar el Sol con un dedo.

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