martes, 2 de marzo de 2010

La SCJN debería de agarrar de asesor al curita

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Todo es culpa de las bodas gay 1
Jairo Calixto Albarrán
02 marzo 2010

jairo.calixto@milenio.com

El arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, un hombre sin duda comprometido con el pensamiento más anclado a los procesos científicos, dedujo, a partir de sus sensibilidad religiosa, que se podía sospechar que los desastres naturales que en fechas recientes han azotado a la humanidad podrían ser tomados como un mensaje divino ante la proliferación de la violencia y las bodas gay. Un elegido este hombre al que en cualquier momento veremos acusando a la cantante Anahí de haber ocasionado con su actuación en Viña del Marvestida de novia berreó el clásico de Amanda Miguel, “El me mintió”, hasta que terminó mostrando en la espalda unos puñales ensangrentadosel terrible terremoto chileno al ofender así al eterno.

Incluso ya veo a este gran impulsor de los ideales guanajuatizantes explicando a través de la justicia divina que los escritores, editores y promotores mexicanos, invitados al I Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil, se hayan quedado varados en Chile ante la imposibilidad de encontrar vuelos de regreso a México, dada la naturaleza pecaminosa de sus textos (Juan Villoro y Pancho Hinojosa, en especial). Aterrados e ingenuos, estos personajes armaron una carta para la canciller Patricia Espinosa pidiendo ayuda para salir de Santiago, donde la vida es eterna en cinco minutos. Pobres, con la sensibilidad de la jefa de la SRE, se quedarán allá hasta el próximo tsunami. El gran poeta Hinojosa escribió en Twitter: “Siguen las réplicas. O ya algunos no las sienten o les da flojera seguir saliendo del hotel”. “Me despertó un sueño: un avión del ejército nos evacuaba. Ja, ja”.

Es una lástima que la Tremenda Corte no hubiera contado con la asesoría del filósofo Martín Rábago ahora que concibió determinaciones sobre la guardería ABC. Seguramente no sólo hubiera encontrado responsabilidades tanto en el gobierno de Eduardo Bours y en la administración del IMSS de Juan Molinar Horcasitas (los ministros encontraron lo que ya se sabía, que en el manejo de las guarderías subrogadas había valemadrismo, abuso, displicencia, enjuagues siniestros y toda índole de negocios turbios pero nepotistas que no pasaban por la seguridad de los infantes), sino que habrían excomulgado a tamaños funcionarios que no funcionan, profesionales del lavado de manos al estilo Pilatos.

El IMSS reaccionó de volada y les explicó que ya se tomaron medidas en materia de protección civil. Eso que se los digan a los padres de los niños, a los que tanto el instituto como los gobiernos federal y local han tratado como el calderonismo a Ciudad Juárez.

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