¡¡Exijamos lo Imposible!!Los desatinos del salinato
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
De ninguna manera puede aceptarse que después de la tormenta venga la calma, no en el caso del sainete entre los diputados del PRI y del PAN, luego que saliera a la luz la pillería que significó la firma de los acuerdos clandestinos, uno de los cuales alcanzó su propósito: la aprobación de la Ley de Ingresos gracias a la cual estamos pagando más impuestos y hay más pobreza en el país. Para las bancadas de ambos partidos es muy cómodo pedir un perdón hipócrita y decir que no volverán a cometer una burrada semejante, pero el mal ya está hecho y no hay perdón que valga para resarcir el daño a la economía de las clases mayoritarias. No, por supuesto, mientras no deroguen los diputados dicha ley que grava de manera brutal a los causantes cautivos. Hacerlo es la única opción válida para demostrar que realmente están arrepentidos de su actuación vergonzosa y canallesca.
Como es obvio que no darán marcha atrás a una acción que les fue ordenada por la oligarquía, los diputados del PRIAN seguirán enlodando la vida pública nacional. Saben que no ocurrirá nada que los afecte, están a salvo de sanciones que en este caso serían un elemental acto de justicia. El dúo dinámico seguirá tan vivo como hasta el momento, a sabiendas de que la izquierda no representa un verdadero peligro, pues para evitarlo cuentan con “agentes” en sus filas, siempre dispuestos a prestar sus lucrativos servicios para que la oligarquía siga siendo hegemónica. No contempla el PRIAN romper su alianza no escrita que tan buenos resultados les ha dado en los últimos treinta años. Tan sólo se cuidarán en lo sucesivo de actuar con la torpeza demostrada las últimas semanas.
Como bien lo señaló el senador Alejandro Zapata Perogordo: “Me queda claro que no podemos romper relaciones de tajo; pero difícilmente se va a poder hacer algo en la Cámara de Diputados con dos personajes como Beatriz y César”. Al buen entendedor pocas palabras: los acuerdos en lo oscurito habrán de seguir, pero hechos sin la torpeza de los actuales dirigentes nacionales de ambos partidos. En consecuencia, cabe esperar que siga vigente, pero guardado en un cajón, el acuerdo para favorecer a Enrique Peña Nieto en el 2012. Así queda plenamente probado que el gobernador mexiquense sigue siendo el candidato de la oligarquía, a pesar de su nula experiencia política real y total desconocimiento de la realidad nacional, ambas cosas plenamente comprobadas.
No importa que el país esté al borde de un colapso apocalíptico por tres décadas continuas de aplicación de políticas públicas contrarias al progreso del país, con el único propósito de beneficiar a los nuevos ricos surgidos a la sombra de tal estrategia, complementada con eficaces mecanismos dirigidos a favorecer a especuladores y delincuentes de cuello blanco. No importa que la sociedad nacional sea víctima inerme de un estado de cosas que propicia desempleo, miseria y violencia social, para el binomio PRIAN lo único realmente importante es que no se rompa de tajo la relación simbiótica que los une. Lo fundamental, de acuerdo con los intereses a los que sirven, es frenar los avances democráticos que urgen al país, y eso sólo lo pueden hacer unidos en lo esencial, por eso consideran que llegó la hora de darle vuelta a la página de los desacuerdos y ver hacia el futuro: el entronizamiento de Peña Nieto, aunque para eso tengan que vender el país al mismo Diablo.
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