miércoles, 23 de diciembre de 2009

Los "desentes prianistas" y sus golpes de pecho

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Menos ruido y más amor al prójimo
Polimnia Romana
23 de Diciembre, 2009


Después de la aprobación de reformas antiaborto en 18 estados de la república, respaldadas por el PRI y por el PAN, la votación mayoritaria en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal a favor de respetar los derechos sexuales y reproductivos de los ciudadanos viene a demostrar que un gobierno de izquierda antepone lo social a lo político, y garantiza con ello el bienestar y la salud de sus gobernados.

La descomposición del tejido social que padecemos debido al deterioro de la economía y a la falta de oportunidades, no podrá solucionarse con discursos hipócritas y malos ejemplos sino con un cambio en las aspiraciones de las autoridades, que sólo se preocupan por mantener sus privilegios sin resolver de fondo los graves problemas que nos aquejan, como el rezago social, la corrupción, la impunidad y el doble discurso de quienes violan los derechos humanos al tiempo que hablan de moralidad y estado de derecho.

Si la guerra que emprendió Calderón en contra del narcotráfico no hubiese sido el pretexto para intentar legitimarse y sembrar miedo entre la población, tal vez la estrategia no sería coleccionar muertos, de uno y otro bando, sino realizar realmente labores de inteligencia para combatir primero los lazos que existen entre el crimen organizado y las instituciones dedicadas a la seguridad y la impartición de justicia.

Es una realidad que el derramamiento de sangre por todo el territorio no ha servido para frenar el consumo y la distribución de droga, al contrario, estos han aumentado junto con los muertos. Lo único que ha conseguido Calderón es la pérdida de vidas, muchas de ellas inocentes.

Es lamentable que los prianistas se den golpes de pecho por la aceptación del aborto y el respeto a los derechos sexuales, y no se preocupen por los niños que no tienen un techo, un plato de sopa o la medicina que los salve de una muerte evitable.

Hablar de “buenas costumbres” y al mismo tiempo desencadenar una guerra de odio y venganza no ayudará a mejorar la descomposición social que ha desatado la derecha en este país. El doble discurso lo único que demuestra es su hipocresía.

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