martes, 15 de diciembre de 2009

A cuidarse pinches políticos de los chingadazos

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Después de ese chingadazo, dio el viejazo

Política cero
Jairo Calixto Albarrán
jairo.calixto@milenio.com
2009-12-15

Tiger Woods, el golfista más importante de la historia del deporte, fue castigado por golfo. Sus aventuras extramaritales, de manera exagerada, son cuestionadas y no sólo sometidas al escrutinio rabón de lo políticamente correcto, sino por la doble moral muy chafa que espera de sus héroes lo que ella no aporta: una doble moral. Así, además de verse madreado por su esposa que lo orilló en su histeria a un accidente automovilístico, es señalado con índice de fuego por los profesionales del golpe de pecho y, lo peor, el abandono de los patrocinadores que, la verdad, es lo que más le dolió. La cartera es el órgano más sensible de cuantos están conectados al cerebro.

Lo mismo le ha pasado al Cavallieri, don Silvio Berlusconi, quien recibió una lección que nunca olvidará: un maniacón fanatizado lo golpeó brutalmente, quizá tanto como él ha madreado a la sociedad italiana desde que decidió, un aciago día, hacerla a su imagen y semejanza. Por eso, la imagen del gran contramaestre de la Italia corrompida lleno de sangre en el rostro y chimuelo, ha causado furor y risotadas. El todopoderoso rey de todo el mundo, intocable como pocos, amo y señor de la impunidad… resultó más humano que lo humano. Nadie está blindado lo suficiente como para no recibir, por el lado ciego, el rigor de la justicia poética. Él, tan metrosexual, tan arrogante, ligador y adicto a las orgías sexosas y de ejercicio plenipotenciario de su sacrosanta voluntad, fue condenado a la burla y el escarnio por un don nadie.

Eso le pasó por presumir a los cuatro vientos los coglioni, o séase los tanates, Berlusconi convocó para, irremediablemente, tamaña represalia.
Ah, maldito Máximo Tartaglia, dejó a Berlusconi pa’ billetero con una reproducción metálica de la catedral de Milán. O sea, ¿qué hubiera pasado si le da con una estatua de Juanito? ¡Qué barbaridad, ya no hay moral! Pero qué clase de puntería, sólo comparable con la de aquel que descalabró a Echeverría en Ciudad Universitaria, acto que llevó al de la guayabera a declarar, irónicamente, fascistas a sus madreadores. ¡Ay, el héroe del 10 de junio, qué tierno!

Como sea, esta moda puede ser peligrosa fuente de inspiración. Sobre todo en México, donde hay tanto político que se van sin pagar los platos rotos. La terapia Berlusconi puede ser aplicada a todos aquellos trácalas, vendidos, siniestros que hacen de las suyas en San Lázaro y la casona de Xiconténcatl, los sindicatos, las dependencias gubernamentales o la Tremenda Corte.

Ya a Rafail Acostra le tocó huevazo. Y después, como Silvio, dio el viejazo.
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