EDITORIAL
De la nobleza en la “victoria”.
El que se le haya negado el amparo al SME, viene a ser el remache para la placa de Dictadura que le faltaba a este sexenio. Pues pone ante el muro de la indefensión a un buen número de ciudadanos que ya no tienen ninguna instancia a quién o a dónde recurrir.
Pues aunque todavía les queda el recurso de la Suprema Corte, nadie pone en tela de duda que la orden viene desde la Presidencia, haciendo ver la clase tan curiosa de República que somos donde la división de poderes es una farsa.
Y como el Estado de Derecho que avala la Constitución ha sido sustituido por el Estado de Excepción que impuso don Felipe, dizque por la “pandemia” de influenza.
Tendrá que pasar mucho tiempo antes de que finalmente se obtenga el fallo definitivo e inapelable del Supremo Tribunal de la Nación.
Que independientemente de que no será favorable a los sindicalistas, eso se puede ya dar por seguro, el tiempo hará que los ánimos se desvanezcan y el movimiento deje de ser noticia en espera de lo que las Leyes decidan.
Como lo de Mouriño, que finalmente ya a nadie le interesa, aunque pocos son los que aseguran que no fue un accidente y que al avión lo derribaron.
Por lo que tampoco serán pocos los desamparados (los que perdieron el amparo) que vean como alternativa el aventurarse en el comercio informal; y otros que decidan garantizar sus ingresos pasando a formar parte de las cuantiosas filas de la delincuencia, específicamente del trasiego de las drogas.
Lo que agravará aún más el problema que ya tenemos con un Gobierno fallido y una guerra perdida.
Nobleza sería, además de una muestra de buena voluntad (y seguro un éxito político) el que don Felipe, que ya tenía presupuestada la liquidación y la había cerrado, volviera de nueva cuanta a abrirla a quien quisiera; y aún dejarla permanentemente abierta.
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