¡No se desmarquen que descobijan!
Jairo Calixto Albarrán
02 junio 2009
Jairo Calixto Albarrán
02 junio 2009
Escribo estas líneas agazapado en el follaje, temeroso de ser víctima de algún operativo michoacanizado de la PGR que ahora anda desatada en Monterrey. Y como agarran parejo te pueden confundir con cualquier presidente municipal con supuestos nexos con El Chapo Guzmán y meterte en chirona hasta que no demuestres lo contrario con una huelga de hambre. Y es que a mí las huelgas de hambre sólo me gustan estilo Salinas, con agua Evian y glamour incluido; no se me da ser tratado cual edil michoacano. Claro, a menos que pueda recibir un trato del nivel del candidato a diputado panista Juan Blanco, de Chihuahua, que a pesar de ser acusado de peculado —¿serio? un político señalado por trácala, no puede ser, si todos son buenos, santos y puros—, fue defendido por la Vázquez Mota de una manera tan aguerrida en un acto proselitista a favor de César Nava (sí, el mismo donde acarrearon niños en homenaje al priismo más prehispánico, con torta, boing y promesas de educación) que cualquiera diría que es la divina garza envuelta en huevo.
Y aunque ahora diga Gómez Mont, ese profesional de la verba florida, que esta clase de operativos han sido por el bien de la patria y que han aportado un blindaje moral a los políticos mexicanos para que no se dejen seducir por los tentáculos del crimen organizado, ñaca, ñaca. Sí claro, ya me imagino a un alcalde michoacano, de ésos cuyas herramientas jurídicas son casi tan chafas como su polecía municipal (digo, por tres pesos y tres balas nadie le va a jugar al mago para acabar en el cazo del Pozolero), diciéndole a los matones de algún cártel que se vaya a freír espárragos. Que no quiere jalar la marca para que no se enojen en Bucareli.
Eso sí, según las autoridades, se sabe que algunos de esos ediles apañados no sólo trabajaban para La Familia, sino que tripleteaban con Los Zetas y los Beltrán Leyva para ayudarse. Nomás les faltaba estar también en la nómina de la extinta AFI, que tan bonitos recuerdos nos trae por proba e impoluta, que Dios la tenga en su santa gloria.
Como quiera que sea, esto me recuerda a la señora que en un video de Carlos Loret se le ve regañando a sus hijos matones, violadores y rateros. Los pone barridos y trapeados como si los hubiera educado para no ser unos porcinos, mientras chillan. Ahora nos enteramos de que la jefecita también recibía parte del botín.
No entendió la doñita una de las leyes fundamentales de todo cártel: nadie puede ser adicto a las drogas porque las drogas destruyen.
¡No se desmarquen porque me descobijan!, diría Gómez Mont.
¿Sí saben que ganó Pumas?
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