¡¡Exijamos lo Imposible!!
Ignorancia y apatía
Polimnia Romana
13 de Enero, 2010
Si Calderón se hubiera tomado la molestia de informarse sobre la situación real del país que pretendía gobernar, y de las dificultades que enfrenta la población, seguramente no se hubiera autonombrado “presidente del empleo”, porque justo desde que entró por la puerta de atrás el desempleo entró por la puerta de enfrente. Andrés Manuel dijo una vez que Calderón no estaba ni para Ministerio Público, con todo a los que ejercen ese cargo. Y tuvo razón.
El usurpador no es un hombre preparado ni un estadista, él se dedicó a vivir del erario y con esa base lanzó una campaña electoral agresiva y mentirosa. No sé si en algún momento le ha caído el veinte del daño que causó y que sigue causando al país. Su apatía por resolver la situación lo convierte en un chivo en cristalería que destroza todo a su paso. La misma estadística gubernamental sobre el desempleo desmiente los discursos falsos del pelele. Carlos Fernández Vega refiere en su columna que las cifras del IMSS, avaladas por la Secretaría del Trabajo, documentan que en 2009, el año del “catarrito”, se cancelaron 171 mil 713 plazas laborales formales y que el número de trabajadores registrados en dicho instituto se redujo al nivel observado a principios de abril de 2007.
La pérdida de empleos en 2009 fue de 470 trabajadores dados de baja cada 24 horas, sin considerar que entre un millón y un millón 200 mil personas que por primera vez se incorporarían al mercado laboral quedaron totalmente fuera. A ellos no puede convencerlos un discurso hipócrita porque están viviendo una situación alarmante. Tampoco al resto de la población le alientan más mentiras cuando la realidad nos muestra lo contrario. La gente no puede incorporarse al trabajo porque no hay empleos, el campo está abandonado y la industria nacional prácticamente está desmantelada.
Ante esta situación no es posible que no se tomen medidas para asegurar la sobrevivencia de más de la mitad de la población que, en un estado de desesperación, puede fácilmente tomar el camino de las conductas antisociales, como el robo y la delincuencia. Hay mucha ignorancia del gobierno pero también apatía, hasta el sentido común nos dice que no puede mantenerse al pueblo sin un ingreso para resolver sus necesidades básicas.
El despilfarro que ha hecho Calderón con su mentada guerra al narcotráfico bien podía haberse empleado para solucionar lo urgente. Nada de lo que ha propuesto su equipo de colaboradores ha servido para detener el deterioro económico y social que sufre la población. Sólo unos cuantos están en jauja pero no son los indicados para extender la mano y salvar el barco en el que navegamos todos.
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