martes, 9 de junio de 2009

Alanís clava el último clavo a la "Democracia"

¡¡Exijamos lo Imposible!!
EDITORIAL

¿Por el menos malo?

Independientemente de que por ahí dicen los sabios que quien anda queriendo manejar a los demás (como decirles cómo es que deben de votar; cuando votar es un derecho, no una obligación, proponer solo un ejemplo que se podría extender hasta el infinito) es generalmente porque no se puede manejar a sí mismo.

Al parecer la clase política y los soñadores en el poder del voto, están en extremo preocupados por el abultado abstencionismo que viene para el próximo 5 de Julio, que como poderoso tsunami arrasará con lo que queda de esta muy devaluada dictadura disfrazada de Democracia.

Empezando porque Carmen Alanís, al frente del honorable TEPJF acaba de clavar el último clavo al ataúd de la singular “Democracia sin Pueblo” que vivimos, al rechazar de nueva cuenta y al parecer de forma definitiva, las candidaturas independientes.

Cancelando de esa manera la posibilidad de que los ciudadanos que no pertenezcan a ningún Partido Político puedan tener la oportunidad de servir a su Patria; lo que de facto es un honor que solo se quieren abrogar quienes a través de los Institutos tienen secuestrado al País.

A tal grado que hemos llegado a una “Democracia”, en la que, inédito, hay que votar por ¡el menos malo!. Lo que sinceramente habla de una miseria política que con toda seguridad nadie en sus cinco sentidos envidiaría (ni votaría por ella)…

Hay muchas personas, la mayoría, como ha quedado demostrado en sufragios pasados donde el abstencionismo ha llegado al 70 %, toda vez que votar, se insiste, es un derecho, no una obligación, no piensan acudir a ninguna casilla para sufragar.

Queriendo demostrar con su abstención, que si la mayoría no vota, no es porque nada más esté en contra de los candidatos o los Partidos Políticos, sino porque en contra de esta supuesta “Democracia” en la que requieren de la papeleta para seguir gobernando “legítimamente”.

Sin poder omitir que, en el caso de que el candidato que alguien elija sea el triunfador, tampoco podrá cumplir las espectaculares promesas que durante su campaña espetó tan alegremente.

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