FECAL Y SU ILEGALIDAD¡¡Exijamos lo Imposible!!
Pobre Constitución la nuestra
martes, 05 febrero 2008
María Teresa Jardí
Tarde, porque no se quiso hacer temprano, los mexicanos se verán obligados a restaurar la Constitución de 1917.
Grave responsabilidad de quien pudo hacerlo a tiempo y se achicó ante la corruptísima derecha, traidora a la patria, que logró, a base de legalizar el fraude, sentar a un usurpador como cabeza del poder, el que sacando el Ejército a la calle acabó dando el golpe de estado que todo usurpador se ve obligado a dar ante su falta de legitimidad para funcionar como legítimo gobernante.
Pobre Constitución la nuestra, tan irreconocible hoy como el país convertido en una tan bananera república. Para donde se mire, nada funciona. La transparencia no existe y los robos desde el poder al erario son lo cotidiano. La venta de lo que queda de PEMEX y de la Compañía de Luz a estas alturas, servirá para convertir en multimillonarios al usurpador y a unos cuantos de sus amigos prianistas, poquiteros los perredistas también tendrán su tajada, aunque la de ellos no alcance para levantar las anclas e irse a vivir al extranjero en cuanto lo revienten todo los que mandan.
Acostumbrados nos van a dejar, el usurpador y sus compinches, a que las ejecuciones sean formas de muerte natural, incluidas las que dentro del propio domicilio se cometan. Para muestra un botón, como ejemplo, basta.
Ya acaba de suceder en Cancún con el ejecutado agente de migración Guillermo César Patiño Torres. Como bandoleros, que es lo que son en México los policías, por la madrugada y a la fuerza entraron a su casa y lo ejecutaron.
Y vaya que tuvo suerte de no contarse entre los muertos o los detenidos la familia de la casa a la que habían entrado antes "por equivocación" los sujetos que funcionan como "AFIS en el día y como Zetas por las noches".
Sabia que es la historia. Por más que no quiera entenderlo la derecha arribista que se ha apoderado del país.
Por eso los cateos se hacen en horas hábiles y con orden de un juez, en los países civilizados, incluso para evitar que se convierta en asesina la policía. Tan fácil que habría sido, si realmente les avisaron de un levantón, que acordonaran las casas donde pudieran tener escondido al secuestrado y esperando la luz del día entrar acompañados de un ministerio público, como se hace también en los países civilizados.
El pueblo ya ha sido acostumbrado, debidamente domesticado con ayuda de la televisión, a que la desaparición forzada se llame levantón y no se cuestione con eso ni siquiera la inmoralidad que la impunidad que impera para delitos, que son de lesa humanidad, significa.
Claro, en el caso del agente de migración, ya se empieza a saber que iban por él a asesinarlo y la suerte de la familia de la casa que allanaron primero, se debió a que se dieron cuenta de que no estaba a quien buscaban, entre ellos, para matarlo.
Pobre Constitución la nuestra hecha un guiñapo, secuestrada, violada, torturada, arrastrada por el fango y asesinada.
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