domingo, 10 de enero de 2010

Sí, la telebasura es un problema de salud pública

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Un problema de salud pública
2010-01-10
Ricardo Andrade Jardí


Ahora que Televisa nos muestra parte de su verdadero rostro, sus seudo conductores, ignorantes hasta el hartazgo, utilizan la IMPUNIDAD de sus espacios para promover la ignorancia que los hace y el odio que la consigna conservadora promueve en contra de la diversidad y la tolerancia en México.

Un “entretenedor” de la programación basura de la telecracia desacredita desde su más pura mediocridad el pensamiento crítico y científico y se escuda en el derecho de “su libertad de expresión” para esgrimir lugares comunes sin sustento contra cualquier preferencia sexual que no sea compartida por el “seudo” y adiestrado conductor, o por sus dueños.

“Lo natural para la reproducción es una hembra y un macho, todo lo demás es anormal”, vomita el seudo comentarista. Con lo que además da al traste con la tesis de que no se deben aprobar los matrimonios gay, pues en todo caso el matrimonio es una cuestión cultural y no un asunto de la naturaleza; es decir, no es lo mismo reproducción que sexualidad, pero es muy probable que el seudo comentarista no pueda hacer la diferencia. Es más, ni siquiera debe ser capaz de distinguir entre lo que es un evento de la naturaleza (instinto de supervivencia) y lo que es cultura (puramente humano), como el matrimonio. Ninguna otra especie de mamífero o animal conocido, con excepción de los humanos, se casa. ¡Ni hablar! “Chespirito”, no les enseñó la diferencia.

Lo grave es que el seudo comentarista no es más que un reflejo de la posición editorial del particular concesionario del medio público. Televisa utiliza a sus golpeadores, los más bajos golpeadores que tiene en su nómina, que son también los más incultos, para sumarse a la “guerra santa” que el conservadurismo retrógrada ha iniciado, cobijados por el Vaticano, en México contra lo poco que nos queda de Estado laico.

Ahí está de nuevo la oligarquía telecrática, convertida en el más peligroso, ese, de los poderes de facto, apoyando las causas más innobles, sumando ánimos a sus cruzadas en nombre de su perversa doble moral y atizando el fuego de odio como ya antes lo hizo en el 2006. Aunque esta vez no es contra un candidato, sino contra las mujeres, contra los homosexuales que lo son abierta y plenamente y contra la diversidad sexual.

Y esta vez su fundamentalismo responde, no sólo a la imposición de un administrador que proteja sus privilegios, sino a la de imponer una única visión del mundo: su visión. Visión que ni siquiera es necesariamente coincidente con la realidad comprobable.

El poder de facto se desnuda y nos muestra las garras de su dictadura, dictadura de las concesiones o de los concesionarios a los que se les condicionó en el pasado un medio público, porque éste respondía a las estrategias educativas del sistema y ahora esos concesionarios son amos y señores de todo, imponen presidentes, imponen gustos, imponen modas y dictan a su antojo el rumbo financiero, político y social del país, y, sobre todo, repito, son el verdadero peligro para México.

Mientras el grueso de la población siga educada por los hijos de Chespirito, ninguna oportunidad tendremos de construir una verdadera cultura de pluralidad y respeto de la diversidad.

Televisa y en sí el duopolio telebasura son un peligro para la salud física y mental del pueblo mexicano. La telecracia es un problema de salud pública que no podemos seguir ignorando. Y valdría la pena entenderlo antes de que la pandémica enajenación sea la estocada de muerte del país que deberíamos otorgarnos los mexicanos.

No hay comentarios: