¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
Observadores de la Unión Europea reprueban la elección mexicana
Un documento relativo al pasado proceso electoral de México,
elaborado por un grupo de expertos de la Unión Europea, confirma lo que
amplios sectores políticos y sociales de este país constataron: el
perfil fraudulento de los comicios y la indolencia del Instituto Federal
Electoral ante el cúmulo de irregularidades detectadas. Entre otros
aspectos, el informe redactado por la misión de la UE consigna la
evidente intromisión del duopolio televisivo en favor del candidato
priista, Enrique Peña Nieto.
BRUSELAS, (Proceso).- Enrique
Peña Nieto llegará a Europa –en una gira que empezará el jueves 11 y
terminará el jueves 18– cuando ya se divulgó aquí el contenido de un
informe de la Misión de Expertos Electorales (MEE) de la Unión Europea
(UE) sobre las elecciones en México, documento que entre otras
irregularidades reporta las denuncias de compra y coacción masiva del
voto para favorecer al priista y cuestiona la pasividad del Instituto
Federal Electoral (IFE), que no investigó las acusaciones.
Más
aun, el informe de la MEE afirma que Televisa y TV Azteca, con el
control casi total que detentan del mercado televisivo, obstaculizaron
el ejercicio de una cobertura plural de las campañas presidenciales en
los medios, lo que, asegura, no pudo comprobarse oficialmente debido al
deficiente monitoreo que la Universidad Nacional Autónoma de México
realizó para el IFE.
En el documento de 24 páginas –cuya copia
obtuvo Proceso– la MEE incluso sostiene que las autoridades judiciales
mexicanas “deberían” investigar “la compra de cobertura editorial” de
partidos y candidatos durante la campaña y menciona la necesidad de
abrir una averiguación del caso particular del “presunto acuerdo entre
el PRI y Televisa para impulsar la candidatura presidencial de Enrique
Peña Nieto”.
El informe señala: “La instancia judicial competente
no debería renunciar a la investigación de este tipo de prácticas, por
mucho que la existencia de pactos secretos entre partidos y medios de
comunicación para obtener cobertura informativa pueda ser muy difícil de
demostrar”.
Los especialistas europeos exponen que una forma de
proporcionar “evidencia empírica” que esclarezca las denuncias de la
izquierda y del movimiento #YoSoy132 en relación con el “sesgo
mediático” favorable al candidato priista, sería que los partidos
políticos seleccionaran a una “entidad imparcial de la sociedad civil”
para que haga un monitoreo eficaz de medios.
El pasado 24 de
septiembre la jefa de la delegación de la UE en México, Marie-Anne
Coninsx, le dio una copia del informe final de la MEE al consejero
presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita. Ese mismo día el IFE emitió
un boletín en el que se limitó a informar del acto de entrega del
documento y del modo en que operó la misión de expertos. También informó
que ésta comenzó a funcionar cinco semanas antes del día de las
elecciones y señala las fases del proceso electoral que observó.
Sobre
el contenido del documento el comunicado del IFE sólo dice que “los
expertos europeos reconocen el avance democrático de México, así como la
fortaleza y legalidad de las instituciones electorales”, pero no
menciona ninguna de las muchas críticas vertidas en él.
La agencia
Notimex y la mayoría de los medios mexicanos se conformaron con
reproducir en sus notas el comunicado del IFE, que atribuyó a la MEE
únicamente elogios para el proceso y las instituciones electorales.
En
el documento los especialistas electorales –acreditados por los 27
gobiernos de la UE y el Servicio Europeo de Acción Exterior– culpan al
IFE de haber consentido prácticas electorales tipificadas en el Código
Penal mexicano como delitos, en referencia a la compra y coacción del
voto, tal como sucedió, destaca el informe, con la entrega de monederos
electrónicos que podían ser canjeados –a cambio del voto por el PRI– en
las tiendas Soriana.
Los expertos europeos reprochan al IFE que
haya decidido en su momento no dictar medidas cautelares y, por lo
tanto, no congelar las cuentas bancarias de donde salía el dinero para
efectuar esas dudosas operaciones. El IFE alegó que no había pruebas de
esas conductas delictivas, argumento que los europeos enviados a México
desacreditan.
“La MEE –expone el reporte– comparte la opinión de
algunos analistas y observadores que consideraron la aparente falta de
actuación del IFE como abiertamente conservadora y como una oportunidad
perdida para emitir una señal de desaprobación hacia ese tipo de
prácticas.”
Y remata con un duro cuestionamiento: “Los
acontecimientos poselectorales, llenos de acusaciones sobre la inequidad
de las elecciones, supuestamente debida a la compra y coacción del
voto, han puesto de manifiesto los pobres logros del IFE a este
respecto”.
El reporte puntualiza que el Código Penal mexicano
castiga la compra de votos con multas y penas de prisión e incluso prevé
la inhabilitación y la destitución del cargo de los funcionarios
infractores.
Por tal motivo los especialistas europeos consideran
que la Procuraduría General de la República –concretamente la Fiscalía
Especializada para la Atención de Delitos Electorales– debería “actuar
más enérgica y sistemáticamente” en estos casos.
“Concentración mediática”
El informe de la MEE ofrece el análisis de la campaña presidencial en
distintos aspectos del marco electoral mexicano, el cual es calificado
como uno “altamente especializado”, “complejo”, “detallado” y que prevé
“instituciones electorales sólidas tanto a nivel federal como local”.
Ello,
sin embargo, se atribuye a “una subyacente falta de confianza de los
votantes y los partidos políticos hacia los procesos electorales”.
El apartado más extenso y donde se percibe mayor preocupación es el que concierne al tema de la regulación de los medios.
Los
expertos europeos confirman que la democratización de los medios
electrónicos, controlados por el duopolio televisivo, fue el tema que
ocupó “el centro del debate político” durante la campaña presidencial.
Refieren:
“México presenta un panorama de medios electrónicos de alta
concentración que compromete la pluralidad periodística. Particularmente
en el caso de la televisión, que según una estimación muy extendida es
el medio preferido por cuatro de cada cinco mexicanos para informarse de
política”.
Con datos de un informe de 2006 de la Comisión Federal
de Competencia el documento europeo enfatiza que dicha concentración se
ejerce a todos niveles: empresarial, de audiencia y de mercado
publicitario. Y precisa: “Sólo dos empresas, Televisa y TV Azteca,
capitalizaban 96.8% de la audiencia y la práctica totalidad de los
ingresos publicitarios en televisión, medio que atraía, además, 58% de
la inversión publicitaria total”.
Sin embargo, se advierte que la
apertura de un proceso de licitación para conceder dos nuevas licencias
de televisión –y que anunció a principios de junio pasado la Comisión
Federal de Telecomunicaciones– ayuda a resolver el problema de la
concentración “pero no garantiza mayor diversidad editorial”.
El
reporte explica que para avanzar en una mayor desconcentración y
pluralidad en los medios electrónicos es necesario que las autoridades
mexicanas apliquen, como se hace en Europa, “medidas adicionales, como
la potenciación de una televisión del Estado orientada al servicio
público y con una programación que conjugue la ecuanimidad, la calidad y
el interés de la información política o las ayudas a los medios
comunitarios y a los medios privados minoritarios”.
Así, la misión
europea hace una inusual crítica –viniendo de una entidad con el aval
de la UE– a la actitud de Televisa y TV Azteca frente a las reformas
electorales de 2007 y 2008, que entre otras cosas prohibieron la compra
de tiempo-aire en periodos electorales.
El duopolio considera que tales cambios legislativos “violan su derecho a la libertad de expresión”.
Con
ese razonamiento, las televisoras desplegaron en sus pantallas una
campaña de linchamiento contra las instituciones electorales, incluyendo
expresiones de protesta de sus presentadores estrella durante un debate
en la materia celebrado en el Senado en 2007.
Al respecto los
expertos europeos argumentan: “Tanto la restricción de la publicidad en
los medios electrónicos, que llega en algunos países a la prohibición,
como la distribución de espacios electorales gratuitos en medios
electrónicos, ya sean privados o del Estado, es una práctica habitual en
regímenes democráticos que en modo alguno se considera violatoria de la
libertad de expresión”.
Continúan: “El fundamento de la
limitación o prohibición de la compra de propaganda electoral en radio y
televisión es que estos medios, sea cual sea su régimen de propiedad,
tienen obligaciones públicas en razón de su ocupación del espacio
radioeléctrico, que es un bien público, limitado y sujeto a la
regulación del Estado”. Por tanto, indican, la distribución de espacios
gratuitos en los medios privados “debe ser considerada contrapartida a
su usufructo del espacio radioeléctrico”.
Además el reporte hace
hincapié en que tal limitación “reduce el riesgo de que los
partidos políticos desarrollen lazos de dependencia con los grandes
poderes económicos”.
La MEE concluye que tales reformas, que
afectaron los intereses económicos de las televisoras, “han supuesto
avances en términos de igualdad de oportunidades de partidos y
candidatos durante las campañas” y están en línea con los criterios
internacionales.
Monitoreo ineficiente
No obstante, observa el escrito, esas reformas dieron lugar durante
la campaña presidencial a fenómenos que no corresponden con una
comunicación electoral digna de un país democrático.
Por un lado
los medios de comunicación sobrecargaron su programación con spots
electorales de 30 segundos cada uno que fueron transmitidos en bloques
continuos de hasta seis minutos de duración. El resultado: “El hastío de
la audiencia” y “la pérdida del interés y del ya limitado valor
informativo” de tales “píldoras publicitarias”, recalca.
Por otro
lado expone que el IFE no retiró los spots que juzgó denigrantes y
calumniosos antes de ser emitidos, ya que la Constitución prohíbe su
censura previa. Ello, lamenta el documento, provocó al candidato
afectado “un daño irreparable antes de la celebración de las
elecciones”.
Pero una de las consecuencias más perniciosas de la
prohibición de comprar propaganda electoral, plantea la MEE, fue el
agravamiento de un problema ya existente: la compra clandestina de
cobertura editorial. Y en este renglón, subrayan los especialistas
europeos, el proceso presidencial mexicano careció de un eficiente
monitoreo de medios, indispensable para detectar a los electrónicos que
incurran en desequilibrios en la cobertura de la campaña.
Desde
2009 el IFE encargó esa operación de monitoreo a la UNAM, que para las
pasadas elecciones presidenciales contrató y formó a un equipo de 180
alumnos de su Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
La MEE
considera que ese monitoreo de la UNAM no cuenta con la metodología
correcta: sólo toma en consideración los noticieros, deja fuera de
observación otros programas de contenido político (como tertulias,
debates o emisiones de opinión) y tampoco incluye las declaraciones de
cargos públicos electos que no compiten en las elecciones.
Sin
embargo, la principal debilidad que observa la MEE es que las notas
informativas que examina el monitoreo de la UNAM sólo son valoradas en
tres tipos: positivas, negativas o neutras, con la finalidad de evitar
caer en una interpretación personal de los individuos que realizan ese
trabajo.
El efecto de esa decisión metodológica, explican los
expertos europeos, “ha sido peor que el riesgo que trata de evitar”, ya
que no arroja información útil.
A su juicio la imparcialidad del
trato informativo “no se puede establecer cabalmente a menos que se
evalúe la calidad del tiempo que se dedica a los partidos y candidatos
observados”, por lo que propone que mejor sean aplicados “modelos de
codificación del tono” de las noticias, que suelen utilizar las misiones
de observación electoral y que prevén estrategias para moderar la
subjetividad de las personas encargadas de la codificación.
Por
todo lo anterior, concluye la MEE, “el monitoreo de medios (de la UNAM)
no puede proporcionar una radiografía completa de la existencia y
magnitud del sesgo informativo de los medios electrónicos pese a que
este ha sido uno de los grandes temas de la campaña electoral”.
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