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Benedicto XVI es jefe de Estado, tiene inmunidad: funcionario del Vaticano
"El Papa es con certeza un jefe de Estado, que tiene el mismo estatus jurídico que todos los jefes de Estado", dijo Giuseppe dalla Torre.
Reuters 01/04/2010
Ciudad Vaticano. El Papa Benedicto XVI, acusado por abogados de las víctimas de ser el responsable último de encubrir abusos sexuales de sacerdotes a niños, no puede ser llamado a testificar en ningún juicio porque tiene inmunidad como jefe de Estado, dijo el jueves un alto cargo judicial del Vaticano.
La entrevista con Giuseppe dalla Torre, jefe del tribunal del Vaticano, se publicó el jueves en el periódico italiano Corriere della Sera, coincidiendo con los servicios de Jueves Santo que Benedicto XVI iba a celebrar en la basílica de San Pedro para conmemorar la fiesta más solemne del calendario litúrgico, que culmina en el Domingo de Resurrección.
En la mañana, el Papa bendijo los óleos para los servicios de la Iglesia durante el año y durante la tarde lavó los pies de 12 sacerdotes para conmemorar el gesto de humildad de Jesús en la noche previa a su muerte.
Sin embargo, el pontífice no se refirió en su sermón a la crisis de confianza que barre la Iglesia cuando casi a diario surgen revelaciones de pasados abusos sexuales, acompañadas de acusaciones de encubrimiento.
Dalla Torre subrayó la estrategia del Vaticano de defender al Papa si fuera a verse forzado a testificar en varios procedimientos relativos a abusos sexuales, que están llegando al sistema legal estadunidense.
"El Papa es con certeza un jefe de Estado, que tiene el mismo estatus jurídico que todos los jefes de Estado", dijo, argumentando que por ello tenía inmunidad frente a los tribunales extranjeros.
Los abogados que representan a las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes en varios casos en Estados Unidos han dicho que querrían que el Papa testificara, en un intento de demostrar que el Vaticano fue negligente.
Pero el Pontífice tiene inmunidad diplomática porque más de 170 países, incluido Estados Unidos, tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, al que reconocen como Estado soberano y al Papa como su jefe soberano.
Dalla Torre rechazó las sugerencias de que los obispos de Estados Unidos, algunos de los cuales han sido acusados de trasladar a los acosadores de parroquia en parroquia en lugar de entregarles a la policía, podrían ser considerados empleados del Vaticano, lo que convierte a su "jefe" en el responsable final.
"La iglesia no es una corporación multinacional", dijo Dalla Torre. "Tiene primacía (espiritual) sobre la iglesia (...) pero cada obispo es legalmente responsable de dirigir una diócesis", agregó.
Dalla Torre rechazó también las sugerencias de algunos abogados y críticos de la Iglesia respecto a que documentos vaticanos de 1962 y 2001 animaron a los obispos locales a no informar de casos de abusos sexuales.
Reiteró la postura del Vaticano respecto a que los documentos, uno de los cuales pedía que los procedimientos fueran secretos, no sugerían que los obispos no deberían comunicar los casos a las autoridades.
"El secretismo servía sobre todo para proteger a la víctima y también al acusado, que podría ser inocente, y se refería únicamente al juicio canónico y no sustituía al proceso penal", añadió.
"No hay nada que prohibiera a alguien (en la Iglesia) dar información a las autoridades civiles", apuntó.
El Vaticano ha sido contundente en su respuesta a las informaciones mediáticas de que el Papa gestionó mal una serie de casos de abusos antes de ser elegido.
Lanzó un ataque frontal contra el New York Times el miércoles por la noche en su web ( http:/www.vatican.va/resources /resources_card-levada2010_en.html ) por parte del cardenal William J. Levada, que sucedió al Papa como responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Levada pidió al diario que "reconsiderara su actitud de atacar al Papa Benedicto XVI y dé al mundo un punto de vista más equilibrado de un líder con el que puede y debe contar".
El Vaticano ha negado que encubriera los abusos a 200 niños sordomudos en Estados Unidos por parte del sacerdote Lawrence Murphy entre 1950 y 1974.
The New York Times informó de que el Vaticano y el cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa, fueron advertidos sobre Murphy pero que éste no fue apartado de su cargo.
El diario dijo que sus informaciones se basaron en "información y documentos meticulosos".
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