Adiós territorio telcel
por Goris (Alberto Fabela)
Dentro de 7 días vence el plazo para registrar nuestros teléfonos celulares en el Renaut. Yo he decidido no hacerlo. Con ello –y aunque no signifique gran cosa– protesto contra un acto y dos destinatarios.
El acto es: ¡Ya no nos empinen!
Los destinatarios son las telefónicas y el gobierno que alegremente le transfieren al consumidor y ciudadano dos responsabilidades que deberían garantizar sin cortapisas. Privacidad unas y Seguridad el otro.
Una búsqueda rápida en la web arroja sitios como este:
http://www.quebarato.com.mx/clasificados/base-de-datos-del-ife-nacional__6622418.html
Donde un tipo ofrece en venta una base de datos del IFE actualizada a marzo del 2009 de todos los estados de la República.
¿Quién garantiza que la base de datos del Renaut no sea vendida en el futuro, como lo fue en su momento la del IFE? ¿A qué funcionario o a qué instancia podremos recurrir en caso de que nuestros datos sea utilizados de forma maliciosa sino es que criminal? ¿Al MP? ¿A Gómez Mont? ¿A Slim? Por favor, ¡con un maldito cabrón favor! ¿A quién?
¿A poco al funcionario o legislador estúpido que se le ocurrió este trámite cree en verdad que los delincuentes van a dejar de hacer chantajes telefónicos si no registran sus líneas? Para no dar ideas me reservo todas las posibilidades que se me ocurren.
Una cosa en la que ha fallado terriblemente el aparato publicitario de este (des)gobierno es en responder claramente a estas y muchas otras interrogantes ( http://www.diasiete.com/29-03-2010/preguntas-de-un-ciudadano-al-renaut ) y en hacer que los supuestos beneficios y bondades del Renaut lleguen a todos los estratos de la población. ¿Sabrán en las comunidades alejadas de los centros urbanos que su único medio de comunicación sera suspendido si no se registran? ¿Y por qué tienen que hacerlo?
En mi caso, yo firmé un contrato con la compañia de Slim, hago un pago mensual que se carga a una tarjeta de crédito de forma automática, me llega un estado de cuenta mes a mes. No me estoy escondiendo pues. Al contrario soy una víctima cautiva de malhechores ya sea delincuentes comunes o de cuello blanco amparados por legislaciones como esta que pretende protegernos.
Lamentablemente, México es un país de ladrones y de dejados. El gobierno falla en una de sus responsabilidades básicas, se empina ante los dueños del dinero y le dice a todos: Órale, ¡apúntate o esfúmate! Y ahí vamos todos a hacer una labor que no nos corresponde frente a unos cínicos que se enjuagan la saliva de la trompa.
¡Cerdos, conmigo no cuenten!
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