sábado, 11 de abril de 2009

"Viva Madero y muera Porfirio Díaz"

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Tierra y Libertad
Armando González Rosado

Tierra y Libertad, con esta frase Emiliano Zapata inició la lucha para liberar al campesino de la inicua explotación a que fue sometido.

Emiliano Zapata, revolucionario agrarista mexicano. Hijo de una humilde familia campesina, trabajó como peón y aparcero, y recibió una pobre instrucción escolar. Tenía veintitrés años cuando apoyó a la Junta de Cuautla en sus reivindicaciones en los ejidos de Morelos, su estado natal. La persecución desatada contra la Junta por el régimen porfirista lo llevó a Cuernavaca y luego a México, como caballero del ejército.

De regreso a Morelos, Emiliano Zapata se dedicó a la defensa de las tierras comunales y, en 1909, fue designado Jefe de la Junta de Ayala. Al frente de un pequeño grupo armado, ocupó las tierras del Hospital y las distribuyó entre los campesinos.

El 10 de febrero de 1911, Emiliano fue a Cuautla a vender una carretada de sandías como parte de su negocio. Allí se encontró con un viejo amigo. Pablo Torres Burgos, quien acababa de regresar de San Antonio, Texas, donde se había entrevistado con Francisco I. Madero, quien nombró a Pablo, jefe de la revolución en Morelos. Torres Burgos informó a Zapata que él traía nombramientos en blanco para las personas que quisieran afilarse a la revolución y lo invitó a alistarse.

Zapata aceptó y al día siguiente, a las once de la noche, los dos, con unos siete hombres, empezaron su “revolución” en el pueblo de Villa Ayala. Hicieron escándalo con gritos de “Viva Madero y muera Porfirio Díaz”, al mismo tiempo que disparaban sus pistolas y carabinas. Después de haber espantado a todo el pueblo, salieron de la población a caballo con rumbo a Puebla. A la muerte de Torres Burgos, Zapata fue designado “Jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur”.

La forma de conseguir el parque de Emiliano era muy especial. Además del importado de los Estados Unidos, tenían “su entrega local”. Los soldados federales, apodados “Juanes” o “pelones”, recibían un sueldo muy bajo y además, el día de paga era muy irregular. Por lo que el “Juan”, pasaba unos cuantos cartuchos a su soldadera para venderlos o cambiarlos por comestibles en el mercado.

Muchos soldados federales fueron muertos con el mismo parque que ellos habían dado a sus mujeres, el día anterior, para conseguir comida. Al triunfar Madero en 1911 como Presidente, exigió el desarme de las guerrillas. Zapata aceptó y, ante el fracaso de nuevas conversaciones, elaboró en noviembre del mismo año el Plan de Ayala, en el cual sintetizaba los anhelos de los campesinos con la frase “Tierra y Libertad”, en el que declara a Madero incapaz de cumplir con los objetivos de la revolución y anunciaba la expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se aceptaba y por la fuerza en caso contrario…

El gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera unidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la zona ocupada por los carrancistas.

Ante la amenaza que Zapata suponía para el gobierno federal, el coronel Jesús Guajardo, quien dirigía las operaciones gubernamentales contra él, traicionó y asesinó al líder agrarista, tras traerlo al encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos. La frase de Emiliano se había cumplido: “Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”.

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