EDITORIAL
Miércoles 15, abril del año 2009
Miércoles 15, abril del año 2009
Del Estado fallido.
Desconociendo las palabras del ilustre Montesquieu (porque no se puede decir que olvidándolas, pues la cultura y preparación de los funcionarios de los tres niveles de Gobierno de nuestro México es verdaderamente deplorable, por no decir que patética) quien sentenció que: “Así como a las monarquías las destruye la pobreza, a las Repúblicas las acaba el lujo”.
Con el futuro de convertirse en parásitos sociales, limosneros o delincuentes, el Gobierno federal, de manera por demás cínica, engaña a los ciudadanos de la tercera edad, sin siquiera tomar en cuenta la experiencia adquirida en tantos años (y ahora también a los desempleados que ya se cuentan por millares) con palabras huecas como los “apoyos”, que son por demás insuficientes y que la gente acepta como dádiva.
Sobre todo si se compara con los sueldos que los funcionarios reciben.; y sin por supuesto tomar en cuenta las demás “prestaciones” que obtienen, entre las que se incluyen vehículos, todos de lujo, celulares, cuentas en restaurantes, viajes, sirvientes y ayudantes.
Sin dejar de mencionar al clero católico, al que le proporcionan fuertes sumas de dinero que, evidentemente no se aplican en ayuda social, sino que lo gastan en frivolidades y vicios, por supuesto antes de enviar el resto (pues todavía sobra) a su casa matriz, el Estado Vaticano; sino hasta en guardaespaldas, lo que sencillamente es intolerable.
El gobierno “del empleo” (¿?) está obligando a sus ciudadanos, como arriba se cita, a convertirse en limosneros o delincuentes. Los recientes casos de ancianas de 68 y 70 años de edad que fueron detenidas transportando droga, es más que evidente. Por lo que hablar de un Estado Fallido parece ser un calificativo discreto para una Nación que se encuentra a punto de estallar; y lo peor es que, como siempre, sus gobernantes aún no se han dado cuenta.
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