Anteriormente los candidatos a diputados de las listas plurinominales eran intelectuales destacados o políticos de amplio prestigio que daban lustre a los partidos. Ahora los plurinominales son personajes incómodos, resultado de negociaciones cupulares, muchos de ellos compran la posición. Antes los plurinominales daban votos a los partidos, ahora son un lastre que es mejor ni mencionarlos. La mayoría de los plurinominales son políticos impresentables que no ganarían una elección ni en una urna ubicada en su casa.
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