¡¡Exijamos lo Imposible!!
Sospechosa Detención
Ricardo Ravelo
Desde el momento de su captura, Édgar Valdez Villarreal no ha parado de darle a la Policía Federal información acerca de los principales capos y cárteles del narcotráfico, a cambio presuntamente de evitar su expulsión a Estados Unidos. Eso y el hecho insólito de que durante su arresto no se disparara ni un tiro han hecho pensar en una entrega pactada de este violento sicario, quien conoció por dentro tres organizaciones criminales, una de las cuales lo considera traidor.
Con una larga carrera criminal, amplia militancia en el narcotráfico –en 20 años pasó por tres cárteles como sicario, hasta alcanzar una jefatura– y estrechas relaciones con altos mandos policiacos, Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, fue capturado el 30 de agosto en un operativo de la Policía Federal (PF) plagado de sospechas y que hizo correr versiones de una posible negociación para entregarse.
Según datos ya difundidos, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) ofreció presuntamente a Valdez Villarreal la garantía de no extraditarlo si colabora con las autoridades mexicanas para conocer el movimiento de los capos más importantes. Tal acuerdo se establece a pesar de que el gobierno de Estados Unidos ofreció una recompensa de 5 millones de dólares a quien aportara información para su captura.
En 2006 Steve Robertson, agente especial de la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), dijo que ese país quiere juzgar a La Barbie, a quien persigue por tráfico de drogas, conspiración y homicidio.
En el momento de su captura, Valdez Villarreal era –como Nacho Coronel en el momento de su muerte– un narcotraficante en ascenso. Su actividad criminal data de alrededor de 1992, cuando su nombre empezó a ser mencionado a raíz de ejecuciones perpetradas en Tamaulipas por gatilleros bajo su mando. Era sicario del cártel del Golfo.
Hábil en el oficio de matar y en otro igualmente útil en el narcotráfico, el de corromper policías, La Barbie creó en Tamaulipas una estructura de espías, Los Halcones, la cual repitió en Nuevo León y Guerrero tras su incorporación al cártel de Sinaloa, en particular a la célula entonces encabezada por Arturo, Alfredo y Héctor Beltrán Leyva, conocidos en su etapa de esplendor como Los Tres Caballeros.
Pronto atrajo la atención de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas o El Jefe de Jefes, entonces socios. El gatillero de origen estadunidense fue pieza clave en la conformación de la estructura de sicarios que Guzmán Loera utilizó después de su fuga, en enero de 2001, para irrumpir en Tamaulipas, territorio ampliamente conocido por La Barbie.
En la conquista de sus objetivos, tanto Guzmán como Beltrán Leyva parecieron encontrar en Valdez al sicario ideal. Tras su fuga y tan pronto El Chapo pudo recolocarse en el negocio del narco, La Barbie se dio a la tarea de crear un comando: Los Negros.
Los cabecillas eran Armando Valdez, su hermano, y Lucio Martínez Manríquez, El Sol, quienes se convirtieron en sus hombres de confianza. Otros miembros de este escuadrón que bañó de sangre el noroeste del país eran Jaime Valdez –a la postre socio de Arturo Beltrán y su representante en Nuevo León–, Manuel Alejandro Aponte y Carlos Ezequiel Maldonado.
Reforzado con armas de alto poder y más sicarios, el grupo Los Negros se convirtió en Los Chapos, a quienes se atribuyeron decenas de asesinatos, entre otros los de Rodolfo Carrillo Fuentes, El Niño de Oro –hermano de Amado, fallecido en 1997– y de Vicente Carrillo, líderes del cártel de Juárez. Rodolfo fue ultimado en septiembre de 2004 en Culiacán.
Édgar Valdez Villarreal es dos años menor que Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del cártel del Golfo: nació el 11 de agosto de 1973 en Laredo, Texas. Es hijo de Abel Valdez y de Ofelina Villarreal. En 1994 fue detenido en Springfield, Missouri, luego de que la Corte de Nueva Orleáns libró una orden de aprehensión en su contra por tráfico de drogas, homicidio y conspiración. Aparentemente salió bajo fianza.
Como pieza clave del equipo de sicarios de los hermanos Beltrán Leyva, Valdez cobró relevancia dentro del cártel de Sinaloa por las ejecuciones que perpetró, pero sobre todo por la capacidad mostrada para corromper y “comprar” autoridades federales, estatales y municipales.
Descrito a menudo como un individuo de piel blanca y cuerpo atlético –tal cual apareció el martes 31 al ser presentado por la SSP–, Édgar Valdez recibió el alias de La Barbie por su cabello rubio y su excesivo cuidado personal.
Según fuentes consultadas por Proceso, Valdez Villarreal siempre ha sido considerado un metrosexual, pues tuvo a su servicio a diversos estilistas, masajistas, dermatólogos y entrenadores de fisicoculturismo, quienes trabajaban en cuidar la apariencia personal del jefe de sicarios de los Beltrán Leyva.
Sus vínculos con altos mandos de la policía llegaron a tal grado que son referidos en averiguaciones previas. Una de ellas –PGR/SIEDO/UEIDCS/106/2005– dice que en 2003 Arturo Beltrán ordenó a La Barbie que entrara en contacto con Domingo González Díaz, director del Centro de Mando de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y brazo derecho de Genaro García Luna, entonces director de esa agencia (Proceso 1763).
El objetivo, según la indagatoria y otras versiones confirmadas por este semanario, era llegar a un arreglo con la AFI para brindarle protección a la organización de El Chapo Guzmán y a una de sus células más importantes, la de los hermanos Beltrán Leyva.
En la averiguación –que se inició en 2005 a raíz de que una veintena de agentes de la AFI en Guerrero fueron investigados por servir a los Beltrán Leyva– se acusa a González Díaz de recibir 1 millón de dólares –no se precisa con qué periodicidad– a cambio de dar protección a los capos sinaloenses.
La captura
sigue la nota:
http://senderodefecal1.blogspot.com/2010/09/proceso-ricardo-ravelo-sospechosa.html
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