lunes, 13 de septiembre de 2010

Fecalitros ya está loco de remate

¡¡Exijamos lo Imposible!!
EDITORIAL

Si los mexicanos nunca nos hemos caracterizado por tener Mandatarios muy cuerdos que digamos; toda vez que en nuestro caso se aplica un axioma irrefutable: “El Poder enloquece”. Y si es absoluto, enloquece absolutamente.

De recordar que Madero le hacía al espiritismo. O a Fox, a quien el propio Estado Vaticano consideró no apto mentalmente para contraer matrimonio. Supondríase que menos para dirigir un Estado.

Pero las evidencias indican que al de turno ya se le botó la chaveta y requiere urgentemente de “terapia”. Pues no hay modo de que entienda que la guerra está perdida y que no es con armas con lo que se va a derrotar a la delincuencia organizada.

Que serán una “Ridícula minoría” pero tienen mucho más dinero que todo el Estado junto; y además, disponible.

Las inversiones no solo no están llegando, como hasta el cansancio ha anunciado, lo que hace que sus múltiples viajes hayan sido punto menos que inútiles (y costosos) sino que los capitales ya instalados en el territorio se están yendo, al igual que las familias de los diplomáticos, por la inseguridad.

Como lo manifestó Dan McGrew, Presidente de la Asociación de Maquiladoras y Manufactureras de Reynosa, Tamaulipas, quien declaró que el 80 % de las empresas que maneja han reportado baja en la producción.

Pero nuestra salvación no está en entregarles lo que queda de Nación a los extranjeros, la solución está en el campo, en invertir en el campo y en proteger el trabajo de nuestro Pueblo.

Cuando el Pueblo tenga que comer, la seguridad vendrá por si sola. Y cuando se legalicen las drogas, como ya están pensando hacerlo en Guatemala, el problema del narcotráfico y la violencia que se deriva de las rutas y los territorios, se habrá acabado.

Confundir un problema de salud con un problema de trasiego de drogas, es no tener las cosas muy claras. Pero pedir casi mil millones de pesos para fabricar armas, cuando por otro lado se queja de que los EEUU las fabriquen, es haber perdido el “oremus”.

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