lunes, 6 de septiembre de 2010

Que nunca perdamos la esperanza

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Desesperanza: nuevo enemigo a vencer
Polimnia Romana
06 de Septiembre, 2010


La guerra sucia en contra de Andrés Manuel López Obrador inició en el 2003; el caso del Paraje San Juan, los videoescándalos, el desafuero, la campaña del miedo y el fraude sembraron en las mentes de los ingenuos un odio sin razón en contra de él y el Movimiento que encabeza.

Los que defendemos el Proyecto que el Presidente Legitimo propone y difunde por los pocos medios libres, estamos acostumbrados a lidiar con todo tipo de descalificaciones y ataques sin fundamento. Les damos la vuelta, debatimos, informamos a los desinformados y hacemos cuanto está a nuestro alcance por sacar del hoyo negro de la ignorancia a nuestros paisanos.

Los que conocemos de punta a punta las bases que hacen de este Movimiento la única salida, tenemos la obligación de compartir esta información. Los convencidos debemos darnos a la tarea de convencer. En lo personal ya tengo cierto callo para enfrentar a radicales y reaccionarios de todo tipo: los agresivos, los ignorantes sin remedio, los pagados, los confundidos y hasta los pocos que tienen buenos fundamentos para desarrollar un buen debate.

En todos estos años no me había topado con un enemigo tan fuerte y tan poderoso como el sentimiento de la desesperanza. Nunca me había sentido tan débil ante un contrincante aparentemente pequeño. Los medios vendidos han intentado sin descanso incertar en nuestras mentes la idea de que México no tiene remedio, que todos los políticos son iguales y que no podemos hacer nada al respecto. Los mexicanos que no han tenido una educación de calidad, la que proviene de la familia no de las universidades privadas, caen redonditos en el juego del Neoliberalismo, pierden la fe y se visten con las ropas de la apatía y la indiferencia.

Los desesperanzados no alcanzan a comprender que negarle ayuda a un semejante es negársela a ellos mismos.

De no cambiar el absurdo pensamiento individualista, verdaderamente, no saldremos de esta crisis de valores, quizá más grave que la de la inseguridad y la violencia, porque del egoísmo nace el desprecio por el "Otro". La solución no es tan complicada.

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