Réplica a los firmantes de un SÍ a través de un NO
Nietzsche Aristófanes ( @NietzscheAristo )
28 de Febrero, 2010
O de cómo se estrechan las manos mientras se soban los hombros (o, ¿quién engatusó a José Emilio Pacheco?).
¡Cuánta razón le asiste a José Vasconcelos cuando dice que la indignación es la que mueve al escritor! Libertad, verdad, protesta, son el motor, dice el Ulises Criollo mexicano, de la buena literatura. Cita a Grecia, Ésquilo y Aristófanes, en su favor. Naturalmente que la rabia de Vasconcelos tiene como fondo el fraude electoral cometido en su contra en 1929. Después, el exilio y la escritura. ¿Y qué otra cosa sino la indignación es lo que debiera hacernos levantar de nuestro asiento, movernos a suspender lo que hacíamos en ese momento, tras leer el desfachatado desplegado firmado por 80 “figuras” de distintos ámbitos de la “sociedad” mexicana denunciando y acusando con cínico dedo flamígero la supuesta existencia de una Generación del NO como la responsable de “lo que NO ha ocurrido en México” al oponerse durante los últimos trece años a las, según ellos, extraordinarias iniciativas de reforma de los portentosos gobernantes que México ha disfrutado durante tal cantidad de años? (Miren las maravillas que incluye ese tiempo: ErnZed, VicFox y FeCal). A esa lista no se incorpora el secretario de la defensa nacional, pero el propósito de los firmantes es el mismo que el de Guillermo Galván. Dar un irrestricto apoyo a la discutida iniciativa de reforma enviada por FeCal al congreso. La misma pasión incontrolable por mostrar su adhesión les anima.
Pero, señores, veamos el desplegado. Para comenzar, el texto es de tal llaneza que sorprende, considerando los galardones y honores de los firmantes. Más que la información documentada procura la proclama política. Es decir, el suyo es un acto político de clara filiación oficialista. Aquí la perorata:
Trece años llevan detenidas las reformas de fondo que el país necesita. La propuesta de cambios políticos hecha por el gobierno empieza a andar el mismo camino: la negación, la parálisis. Es inaceptable el bloqueo persistente al cambio por parte de las fuerzas políticas. Tiene detenido a México. No aclaran los señores firmantes a qué fuerzas ni a qué reformas pasadas se refieren, lo dejan todo en la vaguedad y la suspicacia. Tampoco dicen a qué tipo de cambio aspiran; en un auto se cambia cuando menos de velocidad.
Quién se opone a todo está a favor de nada. Al no aclarar de qué fuerza en específico hablan, no se puede aceptar su aserto como cierto; en todo caso, ése “quien” está a favor de oponerse a “todo”, lo interesante sería saber porqué. Si estuviéramos en el paraíso, el cambio sería riesgoso pero, ¿estamos en el paraíso? Se suponía que esto era un desplegado político no uno de carácter teológico (veo sin duda la mano de Krauze aquí). ¿Creen los firmantes que existe un paraíso, aspiran a él? Debieran señalar dónde, para conocerlo. ¿No hay nada que cambiar? ¿No hay nada en las reformas políticas propuestas por el ejecutivo que atraiga a sus opositores? ¿Podemots(sic) seguir como estamos en esta materia? ¿Trece años de parálisis no bastan? Quizá el problema con las reformas propuestas —reelección de diputados y senadores, segunda vuelta en la elección presidencial, iniciativa preferente para leyes secundarias, referéndum para cambios constitucionales y candidaturas independientes-es que, por primera vez, los beneficiarios son los ciudadanos, no los partidos. Destaca aquí la ternura (no podemos creer que sea ingenuidad) con que los señores apoyan a su presidente. Nada garantiza que esta reforma beneficie a los ciudadanos. ¿Quién desea la reelección de legisladores en un país donde prevalece la corrupción y la componenda, la “transa-acción”? ¿Quién una segunda vuelta donde la “guerra” sucia oficial, no denunciada por los firmantes en ocasión anterior, es la que define las tendencias? ¿Dónde estaban estos señores cuando en el pasado reciente algunas figuras políticas han planteado (inclusive, practicado) el referéndum? Es un hecho que a quien benefician las candidaturas independientes es a los que tienen el dinero para realizarlas, no al ciudadano común y corriente. Esto lleva a considerar que los candidatos puedan ser, sobre todo, los dueños de las grandes empresas, de los monopolios, alguien apoyado por trasnacionales (lo cual, les recuerdo, ya sucedió con su presidente Fox, quien muy por el contrario a lo que debió haber hecho, traicionó a la democracia de la cual fue inmerecido beneficiario). Ellos, por supuesto, representarían sus intereses, no los de la comunidad. Para que la carta a los reyes magos de los firmantes tuviera un matiz siquiera de realismo, tendría que cortarse de cuajo a la inmensa mayoría de los gobernantes y políticos actuales. Sólo así se generaría la posibilidad de un cambio profundo, no uno epidérmico.
La resistencia al cambio une a la Generación del NO, la generación de políticos de todos los partidos que han hecho improductiva nuestra democracia. Quienes apoyamos estas reformas, podemos abrigar serias divergencias entre nosotros o con el gobierno en otros temas; podemos pensar que a la reforma del gobierno le sobran o le faltan detalles. No es un paquete perfecto, como si existiera alguno. Me encuentro sorprendido de verdad por la capacidad de convocatoria de dos ex-intelectuales de “izquierda” (los siempre inocentes y bien intencionados Aguilar y Castañeda) para reconciliar en una causa común a Fuentes, un autonombrado progresista, con Krauze, un autoproclamado demócrata liberal. El segundo, con la aquiescencia de su jefe Octavio Paz, llamó farsante hace no muchos años al primero en un celebrado artículo. El primero, sintiéndose traicionado en lo hondo, acudió al presidente en turno para que en desagravio le montaran un show internacional de invierno en que él sería el jefe de esa camarilla en contraposición a la de Paz, quien también acudía al presidente en turno; ahora lo hace su entonces asistente, y también lo hace el bigotudo Fuentes (sí, el bigote de Carlos fue entonces uno de los referentes críticos de Enrique). Pareciera que hay cierta farsa en el ambiente. La que ahora los une más allá de sus diferencias estéticas e ideológicas: ¿Será la aberrante adulación al gobernante en turno?
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