domingo, 2 de diciembre de 2007

LUCIO CABAÑAS, A 33 AÑOS DE SU MUERTE...EN COMBATE


¡¡Exijamos lo Imposible!!



GUERRA EN EL PARAÍSO. 2 DE DICIEMBRE DE 1974,

por Carlos Montemayor


En 1991, el poeta, novelista, ensayista y traductor Carlos Montemayor publicó la primera edición de su novela Guerra en El Paraíso, en la que, teniendo como respaldo una exhaustiva y profesional investigación, recrea el movimiento guerrillero que encabezó Lucio Cabañas, su entorno social y la desmesurada acometida militar que el gobierno mexicano desató en su contra.


Al cumplirse un aniversario más de la muerte en combate de Lucio Cabañas, reproducimos en su memoria los párrafos finales de la narración de Montemayor. Lucio creyó primero que se trataba de un aviso de amigos, de una contraseña. Luego escuchó otro disparo, y después una ráfaga, pero distantes, como si no se ubicaran con facilidad, con nitidez, o provinieran de un eco profundo, disperso y subterráneo como el viento que volvía a sonar en la cañada, tras ellos, confundiéndose con el ruido del arroyo, como si todo formara parte de una inmensa caracola de ecos. Lucio se volvió hacia el arroyo. Luego miró hacia el monte. Ráfagas de Fal y de M-2 comenzaron a desprenderse desde lo alto del monte. Cerca de la cabaña estalló una bomba. Otra explosión saltó junto a los algodoncillos. Otra más junto al bejucal. Lucio pensó que atacaban con bazucas. Corrió disparando hacia la maleza del monte, desde donde venían las ráfagas más certeras. Llegó al centro de lianas y rocas, a pocos pasos del arroyo.


[…] Los soldados empezaron a aparecer entre los árboles; era un movimiento animal, o de piedras derrumbándose, rodando por la pendiente. Caían con la cintura ensangrentada, abierta. Lucio escuchó entonces los motores. Eran helicópteros. Miró hacia el arroyo. Aún no estaba ocupado por soldados. La carga provenía de arriba del monte y desde el sur de la cabaña. Posiblemente la parte más débil del cerco era el arroyo inmediato.


[…] Lucio disparó sobre los que trataban de acercarse al arroyo. Otro grupo comenzó a atacar desde la cabaña. Eran cuatro soldados. Dos de ellos cayeron antes de apostarse. Los otros dos avanzaron hacia René, que volvió a disparar. Uno de los soldados era oficial. Alcanzó a disparar cerca de René, pero la ráfaga de Lucio le hizo estallar el cuello y la cabeza, a tajos.


[…] Lucio sintió entonces una punzada, muy aguda en la espalda. Trató de acercarse a la peña, pero creyó hacerlo con mucha rapidez, porque se golpeó contra la punta de la roca lisa, grande, ovalada. Apretó las quijadas, con fuerza, como si pudiera retirar con la fuerza de la boca, de sus dientes, de su frente sobre la peña, la tierra misma, el aire, el arroyo que volvía a sentir igual, muy cerca otra vez. Oyó que Arturo gemía con un sonido ronco, animal, desesperado. Quiso volverse a ayudarlo, pero algo extraño le impedía incorporarse, levantar el brazo, el costado donde seguía ardiendo un grito, una furia de tierra. Luego estalló en su cuerpo una segunda punzada.


[…] De pronto sintió su cuerpo distinto, no con dolor; como si por vez primera entendiera que ahí estaba su cuerpo con él, atento, esperando algo; innegable, profundamente verdadero. Y junto a su cuerpo, como si viera a su cuerpo aún esperando, vio que las manos de su cuerpo tocaban la roca tratando de apoyarse en ella, y tuvo otra sensación, le pareció entender esa roca, esa tierra del mundo, ese pedazo de sangre blanca, cubierta de tierra, de hojas, blanda y concreta para entender la vida que se acerca a la nuestra, a la de todos los que seguían gritando, de pie, armados, en muchos ejidos, en muchos pueblos, en muchos cuerpos con la espalda rota, con sus huesos estallados. Sintió otro golpe en la garganta. Era un dolor como la oscuridad que doblegaba las rocas, que perforaba la luz, como el cristal que caía suave y brutalmente con el reventar del agua cuando se estrellaba contra los peñascos o cae precipitada, libre, con toda su agua, hasta su propio cuerpo que al fondo vuelve a fluir en su cauce, estrellándose sobre sí misma, rompiéndose el agua con un estallido sin dolor, de espuma arrojada un instante a la cúspide del aire, de la luz. Era el grito que quemaba, un sol que desde su sangre quería arder, como si su llama fuera hacia la oscuridad que todo fuego tiene en su raíz, en su base, en su tallo intratable, ubicuo, inasible. Caía con su cabeza caliente sobre la peña limpia que parecía ascender hacia él como una mano dura, de tierra, pero que no mostraba dureza, que no sentía como piedra. Y le parecía caer una vez sobre ella, y luego otra, sobre el mismo sitio, en la misma única caída parecía estar cayendo una vez y otra, como un destino que se imponía, ahí cerrando el camino, el día, la misma lucha que brotaba del grito que ardía en su boca, en su espalda, en su pecho; el mismo grito que era otro sol que le quemaba la boca, la saliva; la sangre que sentía brotar como todo lo que tenía que hacer, lo que faltaba por hacer; una prisa gritando con el mismo calor, negándose a caer con el mismo ardor, negándose a caer con el mismo ojo incólume de soles que trataban de brotar desde sus manos apoyadas en la tierra, en la roca, gritando por hacerlo, gritando que falta mucho por hacer, por hacer, por hacer, ¡¡por hacer!!.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

escuche el comentario de un guerrillero de lucio cabañas, y otro de un capitan del ejército que combatió la guerrilla, ambos comentarios fueron en distinto tiempo y en distintos pueblos, me sorprendió por que hicieron el mismo: "ERA TRISTE VER CAER LOS CUERPOS QUE SE ESCONDÍAN TRAS LOS ÁRBOLES, PUES LAS BALAS QUE SALÍAN DE LOS RIFLES QUE LLEVABA EL EJÉRCITO LOS ATRAVEZABAN".

Unknown dijo...

Si, era triste ver caer cuerpos, la mayoria de jovenes la mayoria de extraccion campsina en ambos lados t tb la mayoria de raza indigena.
Se suponia q por estas gente luchabamos, queriamos q estos jovenes tuvieran un futuro mejor
y era triste verlos morir por la balas de ambos fuerzas.
Los militares creo q ni sabian q iban a morir ya q muchos venia con la mirada fija, idos o algunos como enloquecidos,(drogados seguramente, ya q en la sierra habia mucha mariguana por todos lados y los comandantes les permitian ciertas cosas y los asuzaban paraq tuvieran "huevos" para matar a unos cuantos robavacas
se les decia q ellos ya eran gente civilizada y nosotros eramos indios alzados muertos de hambre.
Se les inculcaba el odio.
Y con ese odio morian sin saber q la lucha era por ellos precisamente y q se luchaba porque nadie los usara usando palabras bonitas.
La guerrilla no es nada romantico.
Espero q a nadie se le ocurra "dormir con el fusil bajo la almoahada"( si es q encuentran almohadas en la sierra).
Solo vi morir uno asi con el craneo destrozado al escaparse un tiro.
Los soldados del PDLP (asi nos decia la gente de las rancherias) estaban dispuestos a morir por varias razones:Es mejor morir de un balazo q morir de hambre en esa sierra q si bien nos protegia tb nos mataba de hambre ya q no todo el tiempo se podia conseguir comida con los campesinos o copreros ya q habia muchos retenes subiendo para la sierra.
La poca comida era la q se conseguia era la se les"expropiaba" a cultivadores de mariguana q se iban a cuidar los campos sembrados de mota y llevaban provisiones pra varias semanas...la sal era muy procurada por los combatientes.
Otra razon es q se cansa la gente de andar de alla para aca perseguido como perros rabiosos. muchos como yo se fueron por la sierra soloa descargar su odio contra una sociedad q muchos de nosotros (en la ciudad o pueblos mas grandes)por usar huaraches nos decia "indios huarachudos".
Se subia uno a descargar ese odio pero ya estando arriba " los caminos de la vida no son como yo pensaba,son difil de andarse y no encuentro la salida" como dice una cancion
Si alguien quiere revolucion romantica q se vaya con los de FZLN q es lo mismo q la novela con fuego en la sangre.
de seguro hasta se hacen famosos y pueden conseguir u contrato con Televisa.

Citlalmina dijo...

hola , estoy buscando informacion sore la guerrilla que dirigio lucio cabañas, es para un trabajo de investigacion, soy estudiante de la unam y me gustaria que si porfavor, me mandaran informacion, telefonos de personas a las que pueda preguntarles sobre este tema mi correo es
citla725@gmail.com