¡¡Exijamos lo Imposible!!
Los venezolanos prefieren quedarse en el pasado
VICKY PELAEZ -
www.eldiariony.com
El héroe será indefectiblemente sacrificado, como un buey, un cordero o una paloma. Y luego se rendirá homenaje a su memoria y se instaurará un culto…” (Gerald Messadié)
El pueblo venezolano, después de tantas décadas de sumisión, se asustó del futuro que le prometió su líder Hugo Chávez y le dio la espalda votando por el “NO” al proyecto de reforma constitucional que le hubiera abierto el camino a Venezuela hacia “el Socialismo del Siglo XXI”.
No supo entender lo que proponía su líder, y los medios de comunicación globalizados, siguiendo la voz del amo se encargaron de distorsionar el proyecto, desinformarles y asustarles cambiando por completo el significado de la palabra socialismo.
La identificaron rastreramente con dictadura y represión, quitándole sus principales atributos de igualdad, justicia y su lema principal: “de cada uno de acuerdo a sus habilidades y a cada uno de acuerdo a las posibilidades”.
Cuando los medios globalizados adelantaban que se produciría “un gran fraude” y llamaban a la lucha, el Consejo Electoral anunció que el “No” obtuvo 50.7 por ciento de los votos, en tanto que el ” Sí” alcanzó el 49. 3 por ciento. Esta es la primera derrota electoral del presidente Hugo Chávez en casi nueve años, y significa un retroceso no sólo para el país sino para toda América Latina que está despojándose lentamente de la pesadilla del miedo y la dependencia empezando a buscar sus propias alternativas para el desarrollo desoyendo la voz del Gran Patrón. El triunfo del “No” en Venezuela dará nuevas alas a la oligarquía en Bolivia y Ecuador y Nicaragua, cuyos gobiernos buscan sus propios caminos para la agenda nacional. El Gran Patrón y sus ‘poodles’ latinoamericanos deben estar regocijándose de alegría.
Lo paradójico de todo fue que los 69 artículos de la Constitución que Hugo Chávez propuso enmendar, sin modificar la estructura y principios fundamentales de la vigente Carta Magna, fueron diseñados para el beneficio de la mayoría de la población, y el pueblo lo rechazó.
Está claro que el pueblo fue confundido por la campaña de desinformación que los medios de comunicación transmitían día tras día, hablando de la dictadura y la represión que esperaba a los venezolanos si votaban por el “Sí”. Les ocultaron los informes de la CEPAL y la ONU sobre el crecimiento de la economía nacional del 9 por ciento en este año ni mencionaron la “exitosa labor” del gobierno bolivariano entre 2002 y 2006 en la erradicación de la pobreza y la indigencia cuyos índices bajaron de 75 por ciento a 21 por ciento y de 30.2 a 9.9 por ciento, respectivamente.
Tampoco divulgaron los documentos publicados por Washington Post que prueban que los grupos estudiantiles que se convirtieron en la fuerza más vociferante y belicosa de la oposición, recibieron financiamiento de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) para la “resolución de conflictos”.
En total, su centro en Caracas, la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI) entregó a la oposición más de 27 millones de dólares, entre 2003-2006, para sabotear todas las inicativas del gobierno bolivariano y crear un clima de inseguridad, caos y desabastecimiento de productos de primera necesidad. Hasta el papel higiénico fue acaparado y escondido.
Esto explica por qué durante varios meses los grupos de estudiantes, principalmente de las universidades privadas, hacían desmanes en las calles y los recintos universitarios estatales protestando contra las propuestos artículos de Constitución que garantizaban la “libertad de la creación cultural”, “el derecho a la educación libre desde la escuela hasta el postgrado de la universidad incluyendo” y “democratizaba a las universidades nacionales para que un voto estudiantil sea equivalente a él de un docente”.
Qué ironía tiene la vida, ayer mismo, los rusos que añoran su perdido socialismo, votaron en masa por Vladimir Putin que les prometió una agenda nacional y populista, que no le llega ni a los talones del proyecto bolivariano. Por ese lado el Gran Patrón debe revolcarse de ira.
Pero, la lucha de clases continúa y “hay hermanos, mucho por hacer”.
Vicky.pelaez@eldiariony.com
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