Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
jueves, 30 de octubre de 2014
México como en la década de 1960-1970
¡¡Exijamos lo Imposible!!
Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
Como en la guerra sucia 60-70:
¿también los echaron al mar?
I.- Desde la dictadura imperfecta, o autoritarismo policiaco con ascendente uso del militarismo tal vez desde 1958, que configuró un suave golpe de Estado con careta de democracia representativa (manipulada en las urnas), tuvo lugar lo que se ha conocido como “guerra sucia” que en Guerrero no ha terminado; y donde el centro-presidencialista, de López Mateos a Peña, se ha impuesto a los desgobernadores para desaparecer a las Escuelas Normales Rurales, nacidas en 1920 y consolidadas con Lázaro Cárdenas. Embestida que la Gordillo –protegida por sus padrinos: Salinas y Camacho–, recrudeció para liquidar esos centros de estudios que forman auténticos maestros en escuelas casi al aire libre, dedicados a enseñar a leer y contar a millones de indígenas que sobreviven en la peor de las miserias, en comunidades donde la Scretaría de Educación Pública nunca enviaba profesores. Durante esa criminal época se inició la perversidad política de enterrar a los asesinados en fosas, o tirarlos vivos al mar (ejemplo que aprendieron: Pinochet en Chile y las Juntas Militares argentinas).
II.- Como la PGR asegura que en las múltiples fosas que se han descubierto en Guerrero no están los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, tal vez los policías, militares y sicarios de las delincuencias que se han adueñado del estado, financiados y protegidos por funcionarios encabezados por Aguirre Rivero, los echaron al mar como en la década de 1960-1970. Ya pasó más de un mes de esa masacre y nada. El hecho recorrió el mundo impactándolo de tal forma, que en él encontró la destartalada embarcación peñista el iceberg donde se ha estrellado con su inútil lema: “mover a México”. Igual le ha pasado a todo el perredismo que va directo a una fosa política en calidad de cadáver. Aún sus mejores integrantes serán arrastrados por las transas de Ortega y Zambrano. El mismo Cuauhtémoc Cárdenas, sin deberla ni temerla, fue víctima de los indignados protestantes. Y esas pedradas ya alcanzaron al mismo López Obrador y su partido, con raspaduras que mostró en el mitin del 26 de octubre, donde nervioso y más atropellado que nunca quiso ponerse a distancia del hecho.
III.- Y en vísperas de las elecciones intermedias, esto hará que el INE de Córdova con sus Consejeros-Ciudadanos (que de ciudadanos sólo tienen su derecho a votar), y su multimillonario presupuesto, obtengan en ellas un fracaso que haga temblar al sistema, al dejar que una minoría del 20 por ciento de los electores decida las 9 gubernaturas, las 500 diputaciones federales y todos los municipios. De la dictadura de la mayoría que ha existido en el Congreso de la Unión, transitaremos a la dictadura de la minoría, la otra cara de Tocquevielle. Así la democracia representativa cederá su lugar a la democracia directa en las calles, para que ahora sí… “se mueva México” en defensa de los derechos humanos que vilmente pisotean los dueños del país. Gracias al botín peñista, los Chuchos ya tienen su fortuna para irse al exilio político. Pero han dañado la imagen de dos dirigentes que deberán unir sus liderazgos para que el centro-izquierda sea todavía una opción electoral.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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