domingo, 23 de diciembre de 2012

EsPurioII rompe récor de inmundicias

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Constatables logros del peñismo 
María Teresa Jardí

El regreso del PRI en menos de un mes ya ha tenido constatables logros inmensos. Todo un récord el de Peña Nieto y su impresentable e impúdico gabinete dinosaurico e impune. Todo un récord para quien inició mandando el mensaje de que ser joven en México es un delito, que se paga, cuando no con un ojo sacado por una policiaca bala de goma, con la cárcel, aunque se sea un bolero que se encuentra en el lugar equivocado o la nieta de Othón Salazar que debe, en ese caso, también pagar por los buenos genes heredados de su abuelo.

Ya logró Peña Nieto traer al zapatismo de regreso, como respuesta clara al regreso también de uno de los involucrados como secretario de Gobernación de antaño, ahora convertido en secretario de Educación, para que la educación siga por el mismo camino de embrutecimiento desde niños de los futuros esclavos en que con la reforma laboral peñista se ha convertido a los obreros y empleados en general y clasemedieros, que en defensa de su pequeño confort hasta quieren hacer creer al resto que la realidad lisa y llana es la que se equivoca. En el mejor de los casos: cómplice y encubridor, por omisión, es Emilio Chuayffet Chemor de otro crimen de lesa humanidad que se conoce en el mundo como la masacre de Acteal cometida por paramilitares en contra de mujeres, viejos y niños mientras rezaban en la época de Zedillo, otro genocida como Calderón.

En el peor y más probable el actor intelectual, el flamante nuevo secretario de Educación, de la creación de los paramilitares asesinos (impunes hasta los materiales) que participaron un 22 de diciembre, de hace 15 años, en la masacre de Acteal.

Otro escarmiento del priísmo, entonces zedillista, al estilo del actual peñista, cometido el 1 de diciembre, en contra de estudiantes que, con el derecho ciudadano consagrado en la Constitución a manifestarse, le hacían saber a Peña que no es el presidente de millones de mexicanos.

Derecho que ya había sido mutilado, también hay que decirlo, en la época de López Obrador como jefe de gobierno capitalino, tipificando como delito contra “la paz pública”, al estilo del delito de sedición social, cuya exigencia de derogación fuera uno de los puntos de partida del Movimiento Estudiantil de 1968. , revivido ese delito, con otro nombre, por López Obrador, hoy tan ocupado en vivir de ese nuevo partido, que no pasará, como la crónica ya le anuncia, de ser otro Verde u otro Panal. Porque, que no se haga ilusiones Andrés Manuel, de que se le va a perdonar su silencio cómplice por lo que toca a los presos políticos del impostor producto televisivo Peña Nieto, que jamás va a ser reconocido como el presidente de México más que por los ricos y por los comprados que con una torta y una Coca- Cola se conforman, como la limosna que les tiran los que todo se reparten, mientras solapan a la narcotelevisora que y exige que la PGR y Relaciones Exteriores, que se encarguen de traer de vuelta, para que sean de inmediato excarcelarlos, a sus empleados, exhibidos como narcotraficantes, ya sentenciados, en Nicaragua. Aunque sin haber podido llegar a los cabecillas que continúan desinformando desde ese enemigo público que es la telebasura mexicana.

Todo un récord el de Peña. Los presos políticos de regreso y también la policía política reaparecida al más puro estilo diazordacista y echeverrista: vestida de civil y con el pelo cortado a casquete corto, como usan los milicos, en los eventos de denuncia donde los estudiantes en parques exhiben los vídeos, que tampoco Mancera, otro impresentable que sueña que le va a ganar a Ebrard el ser él el elegido como producto por la narcoteletiranía, que ya debe estar haciendo el casting para encontrar al más abyecto como futuro sucesor de Peña, quien ya le ha ganado a Calderón la mano, al haberse convertido en un tiempo récord de tan sólo unos cuantos días en el más desprestigiado desgobernante mexicano ante el mundo. Todo un récord el del peñismo impuesto por la telebasura también narcotizadora más desprestigiada del planeta.

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