jueves, 27 de diciembre de 2012

A pesar de todo les deseo ¡¡FELIZ AÑO!!

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
La nueva era
Gerardo Fernández Casanova

Dados como somos los humanos a buscar explicaciones a los acontecimientos inexplicables creamos mitos y, al estudiarlos, las mitologías, entre ellas la griega tan elegante e inspiradora de filósofos y poetas; pero también la judeocristiana y la islámica, tan imbuidas del juego del poder. Toca la moda y la promoción turística a la mitología maya, no menos esotérica que las otras, pero con el añadido de estar dotada de ciertos elementos científicos de conocimiento de la astronomía y la matemática que adornan sus postulados. Bueno, pues siendo así, puede valer la pena aprovechar su actual auge universal, no sólo para atraer al turismo, sino para aprovechar sus enseñanzas.

Según dicen los mayólogos esotéricos, el cambio de una era marca el punto de inflexión de una curva histórica: la decadencia física y social de la era precedente caduca y da lugar al nacimiento de una nueva prosperidad ascendente. La anterior, caracterizada por el deterioro climático y la descomposición social, en tanto que la nueva llega plena de expectativas de restablecimiento del equilibrio ecológico y de reconstrucción del entramado de la humanidad para una mayor felicidad. Por lo que toca a la primera, no hay duda de que se apega a la realidad imperante en el mundo actual; habría que ver si fue predicho o si los estudiosos fincaron su criterio en los hechos consumados. La verdad es que el mundo, tanto el físico como el social, se enfilan al desastre con riesgo de la extinción de la especie, si no por la conjunción de los astros, por la impertinencia humana.

Si la nueva era tiende a la felicidad, démosla por buena y, al igual que la del deterioro fue provocada por el hombre, apliquémonos para hacerla realidad. La predicción no deja de ser una atenta invitación a la humanidad para actuar de manera distinta a la que provocó el desastre; una cultura que sea respetuosa de la naturaleza y que exalte lo que al hombre distingue: la inteligencia y el espíritu. Hacer que la capacidad científica se destine al perfeccionamiento de las relaciones entre las personas y de estas con la naturaleza, todo ello en la procuración de la máxima felicidad de todos.

Por lo menos, tal es mi razón al desear un feliz año nuevo y, más aún, una era nueva. Así, sin mayúsculas, para no confundir con la efímera felicidad del día en que comienzan y que sólo anticipan la cruda y la resaca para el resto del año. Aunque, más allá de desearnos felicidad en el año y la era nuevos, hagámonos la invitación para construir la felicidad entre todos.

Correo electrónico: gerdez777@gmail.com

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