sábado, 5 de septiembre de 2015

El “Día del Presidente” se llamaba antes

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Más mensaje que Informe
Manú Dornbierer

Satiricosas

Se veían elegantísimos los invitados de Peña Nieto del 2 de septiembre a la ceremonia, digamos, del Mensaje del Informe. La cámara

… de televisión
, claro, los recorrió una y otra vez para que se notara lo bien cortado de sus trajes. En cambio los endomingados diputados recién “electos” de la víspera, que seguramente desde tempranito se acicalaron para el gran día, casi no se vieron en la pantalla. Sólo al final, de refilón y desilusionados. Se reformó el protocolo que esperaban. Todo se reforma en el sexenio.

El “Día del Presidente” se llamaba antes el 1º de septiembre y por supuesto era día feriado y casi sagrado. Aunque a veces el Informe duraba horas, el público se había acostumbrado a escucharlo y, peor aún, ¡a creerlo! 

Fue por el último Informe del inefable Vicente Fox en
2006, cuando todo cambió, pues por el rechazo popular Fox no pudo echar sus rollos en la Tribuna de San Lázaro. Fue el primer presidente moderno que entregó por escrito los autoguayabazos que acostumbran en la ocasión los presidentes mexicanos. Después por radio y TV intentó lucirse sin lograrlo. Necesitó el dineral del Centro Fox -que quién sabe de dónde salió- como pedestal para sentirse “pensador” importante y menos mandilón de una familia postiza bastante deleznable, una vez que se quitó a la suya de encima

Su sucesor panista, aunque no del gusto del mismo Fox, Felipe Calderón, de plano le sacó al bulto en sus informes. Le dio cuscús. Y es que en el primero, obedeciendo la ley entonces vigente, tuvo que presentarse ante el Congreso para dar su informe, pero sólo resistió unos minutos porque el abucheo de la izquierda robada -y no sólo de la izquierda- le impidió el menor intento de pavoneo. No pudo con el paquete. Y cuando intentó entregar el Informe escrito, la presidenta perredista del Congreso, Ruth Zavaleta, se negó a aceptarlo porque su partido no lo reconoció como presidente

Todo mundo sabía que Feli-pillo se había robado la presidencia. No sólo los perredistas lo rechazaron por el abierto fraude electoral. Hay que recordar que su toma de posesión QUE DURÓ CINCO MINUTOS fue casi de mentirijillas aunque frente a un Congreso convulsionado. Rápido, rápido, Fox le puso la banda al sucesor panista. El alto vacío Vicente, hoy por hoy, ¡oh sorpresa! se ha convertido en miembro del PRI, sin duda por órdenes de Martita, para ayudar a sus entenados Bribiesca a obtener puestos públicos (que no lograron por fin) y a unirse a la aplanadora tricolor rediviva

Alguien debería hacer una película sobre esa vergonzosa “alternancia mexicana” de partidos en el Poder, que no lo fue en realidad. Sería bueno descubrir la participación del PRI en ese refuerzo en 2006 del PRIAN, fundado en 1989. No sé qué rayos hacen nuestros famosos historiadores, que se dedican muy frescos a desmenuzar en sus tribunas televisivas y otras al último chisme en lugar de asentar debidamente la historia, el pasado que provoca presente y futuro. Calderón, presidente espurio, se dedicó de inmediato a cambiar en la Constitución (artículo 69) la obligación presidencial de acudir al Congreso cada 1º de septiembre para el Informe. Armó su propio teatrito a modo para sus mensaje y así pudo autoelogiarse a placer sin dar cuentas a ningún congresito de decisiones tan graves como la militarización de México para la Guerra Gringa, que, sabido es, produjo grosso modo 150 mil muertos en nuestro territorio, entonces llamado en países suramericanos “el país cementerio”

El mensaje

En este 2015 el numerito se dio de la siguiente manera

El Secretario de Gobernación, Osorio Chong, hizo muy formalmente entrega del Informe presidencial a Chucho Zambrano del PRD. El de Gobernación se echó un discurso sin mayor relieve ni convicción y le pasó el micro al Chucho, que por una burla del destino contribuyó grandemente al deterioro actual del PRD, pero resultó presidente de la Mesa Directiva, y que a su vez dio un discurso sin papelito y bastante armado, instando al presidente a volver al Congreso a enfrentarse con los representantes populares y a dialogar con los legisladores nuevos, dando así cauce a lo que sin duda sentían ya el papel del Congreso poco lucidor. Quizá no todos los desilusionados recordaban o sabían que el supuesto autoprotector desprecio presidencial del que podían sentirse objeto se le debe, como antes vimos, a Calderón, Y sintieron que el presidente les hizo fuchis.

Muchos han de haber mentado madres al día siguiente al ver la gran formalidad del Mensaje, no ante el Congreso, sino ante los invitados de Peña Nieto

Sus consejeros fallaron, presidente. Quizá el fondo de su discurso no estuvo mal en ciertos aspectos -no se aumentarán impuestos, no habrá IVA para comida y medicinas, etc.- pero la forma, si no el fondo, fue equivocada o cuando menos poco eficaz con los ciudadanos. Todos esos encorbatados solemnes vestidos por Ermenegildo Zegna, por lo general lambiscones de oficio, cayeron como patada en el hígado a los mexicanos comunes y corrientes que, recuerde usted, tienen voz, voto y toda la libertad de opinar en la redes sociales. Habemus tiempos nuevos, tiempos diferentes.

Si lo que usted lícitamente busca es popularidad el show que le impulsaron a realizar no funcionó para el gusto popular, que no sólo populista, como dice. A la gente del común no nos dio ningún gusto ver que la presidencia brinda tan especialísimos apapachos en el Palacio Nacional a la elite de los grupos político-empresariales. Esos no tienen problemas que tenga que tratar públicamente el presidente de todos los mexicanos. La canasta básica es demasiado diferente. Esos hablan de sus problemas -generalmente inconfesables- en lo oscurito

A mi entender, para lograr un genuino acercamiento con el pueblo, esa útil popularidad que necesita el presidente, tendría que haber buscado profunda comunicación con los mexicanos de a pie -o de coche viejo- entrando a sus casas por TV sin distingos en forma más sencilla y cálida, al estilo del presidente uruguayo José Mujica, que acaba de dejar el puesto y al que ya lloran los uruguayos. No hay, claro, comparación entre un gran viejo presidente de ochenta años (20 de mayo 1935) y “en pantuflas”, con el mayor sentido de justicia y solidaridad con su pueblo que se haya visto en esta farandulera América Latina, y un presidente mexicano de 49 años (20 de julio 1966) con tendencias al glamour televisivo. Hay que aprender, señor Peña Nieto, para ser convincentemente popular -sin que importen todos estos cuentistas de las encuestas- las sencillas y muy sabias lecciones “de corazón” que este gran presidente uruguayo ha dejado a la humanidad. Y su Mensaje del Informe, presidente Peña, hablando de viejos, fue más digno de Porfirio Díaz que de Pepe Mujica.

Postdata

Ya que hablamos de “Don Porfirio” en el centenario de su muerte
-nació el 15 de septiembre de 1830 en Oaxaca y murió en París el 15 de julio de 1915- los ánimos están caldeados por la posibilidad de que regresen sus restos, como él quería, a Oaxaca. Una opinión personal al respecto: Hay dictadores y dictadores. Por lo pronto, Porfirio Díaz tiene tumba entre las famosas en el cementerio de Montparnasse en París, ciudad de su exilio. No estuvo tan mal el castigo.

Y hoy estamos ya tan globalizados, tan “mondialisés” como dicen por allá… Por cierto el rescate de México que organizó el embajador Agustín García López en París el 14 de julio después de los líos de Calderón y Sarkozy, fue obra diplomática digna de ser mencionada en el informe. ¿Lo fue? 

Manudornbierer,blogspot .mx

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