¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Bonito presente el que ya apunta en la esquina para los mexicanos
María Teresa Jardí
A
seis meses, y como la crónica adelanta cada día, se parece más el final
que le espera a Peña Nieto con el patético final que tuvo José López
Portillo. Y Miguel Mancera apunta ya el parecido con lo ocurrido con
Miguel de La Madrid, a quien se recuerda por dos cosas: su ausencia y
pasmo en el momento en que se requería su presencia y poder de mando y
por las declaraciones en contra de Salinas obligado a desmentir sus
memorias.
Peña Nieto equivocado por lo que la seguridad propicia y garantiza.
Continuador del genocidio iniciado por Calderón subiendo un paso en el
exterminio de pobres al de luchadores sociales. Bonito presente y peor
futuro el que a los mexicanos espera.
Mancera “ausente” en el momento en que el sentido común, del que está
haciendo gala de carecer el jefe de gobierno de la capital de la
república, demanda estar presente.
Haciendo mutis al igual que lo hizo Miguel de la Madrid cuando el sismo
llevó al pueblo mexicano por un rato a adueñarse del poder.
En bipolares se convierten hoy los que alcanzan el poder porque son
parte de la mafia política. Una buena nueva, sin duda, sería el
nombramiento de Renato Sales Heredia como subprocurador encargado, de
entrada, del grave tema de los niños quemados hace cuatro años en una de
las guarderías convertidas en negocio de los impunes familiares de la
clase política, aun cuando en ellas se achicharre a los infantes.
Regresando con Peña a la terrorífica “Hermandad” de la mano de Mondragón
y Kalb, surgida con elementos del Barapem a pesar de la carga de sus
crímenes siniestros. A los que en particular aún deben recordar los
habitantes del Estado de México. Ojalá y al menos a Peña no se le ocurra
pedir a la Corte que conviertan en togado a ese impresentable
involucrado en el cobro de la venganza contra los estudiantes el primero
de diciembre pasado, como hizo López Portillo con Arturo “El Negro”
Durazo.
Como ayer les decía, algunos hijos suelen seguir la carrera o quizá
sería mejor decir el ejemplo decisorio de abuelos y padres. Proviniendo
de una familia culta, José López Portillo fue un hombre culto, al que
enloqueció el poder. Abogado y escritor interesado sobre todo en la
historia, a partir de que ha quedado claro el papel entreguista jugado
por los neoliberales en contra del país, pienso que lo debió, quizá,
volver loco: el saber que todo estaba decidido en otro lado y que nada
podía, como presidente, cambiar sin poner en riesgo su vida. Nadie puede
obligar a otro a elegir entre dos cosas igual de siniestras.
Pero igual acompañaba, como es claro, a José López Portillo un lado
frívolo incluso para la elección de las mujeres que lo acompañaron a lo
largo de su vida. Lo que no tendría mayor importancia si no hubiera
llegado a Presidente. Pero siendo presidente ese lado oscuro lo hizo
también responsable de manera imperdonable de poner punto final a una
policía, si bien no científica, sí muy eficiente al menos en el caso del
Distrito Federal para resolver los delitos sin implicar a los que no
estaban en ellos implicados.
López Portillo corrompió la policía, quizá como la forma que le tocó
jugar. Pagó al final de su vida con el circo patético en el que se
convirtió al final antes ya de su muerte. Un circo que ni a los enemigos
se puede desear.
Y a los que no recuerdan al Barapem, de donde se formó “La hermandad”,
con los que quedaron vivos, a algunos los asesinaron. La Hermandad que, a
decir de la revista Proceso, hoy trae de nuevo a la vida de los
mexicanos Mondragón y Kalb, mañana les cuento.
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