¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Blog Pedro Echeverria
ESTRATEGIA URGENTE EN DEFENSA DE LA NACIÓN
POLÍTICA ENERGÉTICA PARA QUE MÉXICO
SEA POTENCIA ECONÓMICA EN EL SIGLO XXI
Manuel Bartlett Díaz (Coordinador)
He recibido este libro de 230 páginas editado por el Partido del 
Trabajo. El tema tratado –“En defensa del petróleo”- es fundamental y el
 coordinador -Manuel Bartlett- ha sido secretario de Gobernación, de 
Educación Pública, gobernador del estado de Puebla, dos veces senador, 
además de diputado y precandidato presidencial del PRI. Es decir, se las
 sabe de todas, todas y está más que quemado políticamente. Sin embargo,
 el año 2000, al iniciarse el gobierno panista, comenzó a deslindarse 
del PRI (su partido) hasta convertirse en el principal crítico del país 
de los gobiernos del PAN, de los medios de información, de la 
privatización de la electricidad y del petróleo. Se podría decir que 
como crítico profundo está muy por encima de priístas, panistas y 
socialdemócratas. Por ello –para anunciarlo- he sintetizado su libro 
como pude. (PEV)
Presentación
Desde hace treinta años, México observa una descomposición interna que 
cada vez se agrava, profundiza y tiene múltiples consecuencias y 
manifestaciones. La causa de la descomposición del orden ético-racional 
de la sociedad mexicana es la apropiación del Estado y de todas las 
facultades que antes estaban consagradas al servicio de los intereses 
universales y públicos, por parte de políticos —representantes de los 
intereses económicos particulares y corporativos— que han puesto estas 
facultades a su servicio.
Esta apropiación, lograda mediante la vulneración de la democracia, 
tiene como consecuencia que la democracia representativa no refleja 
realmente al universo de los mexicanos, ni a los intereses plurales y 
legítimos de la sociedad.
Las decisiones de los poderes públicos han obedecido a intereses 
particulares, que en el Estado moderno se reducen al poder corporativo 
global, fenómeno que se observa no sólo en México, sino en mayor o menor
 medida en todas las sociedades contemporáneas.
Esta obra es un esfuerzo colectivo que busca contribuir al análisis y 
crítica de la política energética que propone el actual gobierno, con 
base en el análisis de la evolución económica, política, social y 
geopolítica de México durante las últimas décadas. A este libro lo rigen
 tres propósitos principales:
Objetivo.
1. Demostrar que la propuesta del gobierno federal está diseñada para 
beneficiar los fines e intereses económicos y geopolíticos extranjeros, 
no los intereses nacionales plasmados en la Constitución como proyecto 
nacional.
2. Advertir a la opinión pública nacional de los graves riesgos que 
tiene para la nación si se llega a adoptar la política energética 
propuesta por el gobierno federal, apoyada y promovida por una coalición
 económica, nacional y extranjera.
3. Demostrar que es posible, racional, ética y necesaria, formular y 
establecer una política de Estado para concretar los fines e intereses 
de los mexicanos, así como proponer algunos lineamientos básicos de esta
 política.
Advertencia
a) Con nuestro petróleo se paga entre el 35 y el 40 por ciento de cada peso del gasto público.
b) Pemex aporta el 99 por ciento de las divisas que requiere el Banco de México para la política monetaria y de tipo de cambio.
c) El superávit del petróleo compensa —hasta ahora— el déficit comercial permanente del resto de la economía.
Este paradigma contiene como elemento sustantivo el despojo de la 
renta petrolera, que pertenece a todos los mexicanos, que se ha 
destinado al pago de la deuda externa e interna; al gasto corriente y no
 a la inversión, para compensar los impuestos que no pagan en México las
 corporaciones globales —de capital nacional y extranjero— y las grandes
 fortunas individuales, así como su apropiación por las corporaciones 
globales a través del sistema fiscal.
En las últimas tres décadas, se aceleró la extracción y exportación 
de petróleo crudo, se dejó de invertir en refinación y petroquímica, por
 lo que se importan cantidades crecientes de gasolina, refinados y 
derivados del petróleo, que pudieron y debieron haber sido producidas en
 México. Esta estrategia se definió en función del interés económico y 
geoestratégico estadounidense, no por el interés de los mexicanos.
Propuesta
La propuesta privatizadora de la energía no tiene fundamento económico, 
social, político, ni geopolítico. En el siglo XXI, mantener el petróleo y
 la electricidad en las manos soberanas del pueblo de México es 
condición indispensable para que la nación sea potencia económica con 
sus propios medios, y garantizar con ello los derechos humanos de todos 
los mexicanos.
Sin energía producida y controlada por los mexicanos, México dejará de 
ser país independiente y tendrá una estructura productiva nacional más 
raquítica y menos capaz de producir los alimentos, productos 
industriales y servicios de la economía del conocimiento. El Estado 
mexicano se debilitará aún más, los niveles de vida se desplomarán y se 
profundizará la pobreza e inequidad.
Las reservas de hidrocarburos son recursos estratégicos de las naciones.
 El derecho a explotarlas en su beneficio es un derecho humano 
reconocido. Por ello, el 87 por ciento son controladas por empresas 
estatales. La tendencia actual en el mundo es a la re-estatización, no 
la privatización.
Conclusión
Con lo anterior se pone en entredicho el carácter soberano del Estado 
mexicano, pues las decisiones concernientes a los recursos del petróleo,
 los hidrocarburos y la petroquímica básica se tomarán con la injerencia
 de intereses externos. Las consecuencias de esto no son menores:
a) Los inversionistas podrán participar en todas las etapas de la 
industria petrolera, por lo que Pemex terminará siendo un administrador 
de contratos, sin capacidad real para influir en la industria petrolera.
b) Los beneficios económicos derivados de la explotación del 
petróleo, hidrocarburos y petroquímica básica se compartirán en 
cantidades importantes con el exterior.
c) No habrá autodeterminación científica y tecnológica, lo que profundizará la dependencia económica.
d) Los riesgos para el mantenimiento de la soberanía del Estado 
mexicano son muy grandes, habida cuenta de la importancia macroeconómica
 de los ingresos petroleros.
e) Esto se acompaña del riesgo mayor de profundizar el 
desmantelamiento del proyecto nacional, al intentar modificar los 
preceptos constitucionales en favor de los corporativos, para 
garantizarles que no habrá posibilidades de reversión de los cambios 
jurídicos al régimen de propiedad que ellos desean. Lo que precisa la 
industria petrolera estadounidense es el petróleo mismo y el manejo de 
sus rentas a través de cambios a la Constitución mexicana, a fin de 
lograr la certeza de que aquí no habrá otra nacionalización.
Reforma de Peña Nieto
La reforma propuesta desde la campaña de Enrique Peña Nieto impactó en 
medios económicos y políticos fuera de México. Sin embargo, la situación
 política nacional y la complejidad de la tarea harán que esa reforma 
sea difícil de concretar, sobre todo en ausencia de consensos por una 
propuesta que cambia de raíz el proyecto nacional.
Las propuestas programáticas requieren cambios constitucionales que 
no tienen fundamento, entre las cuales se hallan las siguientes:
1) El manejo de Pemex a través de un gobierno corporativo cotizando en la bolsa de valores.
2) La adopción de un régimen de concesiones para la explotación de petróleo y gas, así como para el petróleo y gas de esquisto.
3) Una reforma constitucional sobre el artículo 27 que, en tanto se 
alcanza, avanzaría a través del cambio a la Ley Reglamentaria del mismo 
artículo.
4) Alianzas estratégicas con corporaciones privadas y extranjeras.
5) Muchos ―buenos contratos otorgados por Pemex para la producción 
petrolera, pero también para todas las actividades abiertas a la 
participación privada.
Los argumentos para cambiar la situación de Pemex se centran en la 
necesidad de modificar su régimen fiscal para avanzar en nuevos 
desarrollos. Lo que se oculta es que este cambio fiscal busca en 
realidad entregar la renta petrolera a corporaciones extranjeras y obligar a los mexicanos a pagar más impuestos para compensar esta pérdida de ingresos fiscales.
Se pretende reducir la aportación fiscal de Pemex, para volver 
imperativa la privatización, lo anterior debido a que el presupuesto de 
Pemex no es suficiente para realizar las inversiones que se requieren, 
por lo que la empresa ha de endeudarse para poder realizarlas y las 
corporaciones privadas se apropiarían aún más de la producción y de la 
renta petrolera.
Más aún, como ya se ha expuesto, la participación del petróleo en el 
presupuesto nacional tiene como destino preferencial el gasto corriente,
 en vez de inversiones de largo aliento y de suprimir una deuda externa e
 interna que no se ha podido reducir. De aquí la necesidad de una 
reforma hacendaria integral, en la que aumente la tributación de los 
mexicanos, bajo un nuevo régimen fiscal que aplique todo tipo de 
impuestos.
pedroe@cablered.net.mx

 
 
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