jueves, 14 de noviembre de 2013

Que descanse en paz este Gran Mexicano

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Entre otras cosas, muchas “Quinas” le faltan a México
María Teresa Jardí

Supongo que todavía vivía en el infierno que significó para mí el haber aceptado ser delegada de la PGR en Chihuahua, cuando Jorge Carpizo era Procurador General de la República, cuando conocí a Joaquín Hernández Galicia. Y aunque no recuerdo el momento preciso, lo supongo así porque la petición concreta que me hizo tenía que ver con un expediente que se encontraba en esa delegación. Un expediente que ya había revisado por mi cuenta, nada más llegar a ese lugar dadas las declaraciones de Hernández Galicia y de sus abogados en el sentido de que en el operativo del Ejército para detenerlo le habían plantado a un ministerio público asesinado en otro lugar. Lo que era cierto e incluso se lo plantaron desnudo sin darse cuenta o, peor aún, sin importarles siquiera el hecho de que una persona asesinada por disparos, de dentro hacia afuera, necesariamente tendría que estar vestida.

La obscenidad sin maquillaje que ha llegado al punto de declaraciones de un cinismo sin mácula, como las de Labastida en defensa de la venta del país. La obscenidad que empezaba a convertir en regla de funcionamiento por parte de la mafia política. El cinismo con el que se destruyó la primera y quizá última posibilidad de construcción de una, siquiera aparente, democracia. Porque, aunque algunos que aún creíamos que eso iba a suceder con Fox, en seguida supimos que eso también era falso y hoy sabemos, sin resquicio de duda posible, que era parte también de lo convenido con el imperio yanqui, que con Peña escribe la última etapa de la destrucción de la nación mexicana para, hecha la entrega de todo, huir a disfrutar en gringolandia y otros países de las fortunas mal habidas, pero inauditas, por lo que toca al monto que no van a poder gastar mientras el mundo exista. Fox llegó comprado y en pago para generar el PRIAN que hoy se prepara para hacer la entrega de lo poco que a los mexicanos queda.

No recuerdo cómo me llegó la invitación de La Quina para que lo visitara en la cárcel, supongo que él me habló. Y fui, claro que fui, nunca me negué a ir a visitar un preso que pedía mi ayuda.

No como delegada, por supuesto, y habiendo comentado el hecho con Jorge Carpizo, en el puesto que tuviera. Acudí a verlo como ser humano común y corriente. Y aunque no pude atender su petición de entrega del expediente donde aparecía el asesinado, por razones de ética elemental. El expediente donde se consignaba la detención, a balazos, de alguien preso en Almoloya al que apodaban “El Greñas”.

Luego de escuchar a Hernández Galicia puedo decir sin mentir que coincido con cada palabra escrita en POR ESTO! cuando el golpe de Salinas, y en lo escrito ayer por Mario sobre un mexicano que efectivamente amaba a su patria por sobre todas las cosas.

Aunque debo reconocer que no siempre pensé lo mismo y que estuve de acuerdo con su detención creyendo que era un acierto de Salinas y el inicio del fin de la lucha contra el sindicalismo corporativo. Aunque con la imposición del sucesor de “La Quina” se dejaba en claro de entrada que sólo era una venganza de Salinas por el voto libre de los obreros petroleros que se inclinaban, como millones, yo incluida, por Cuauhtémoc Cárdenas como el Presidente de la República en aquel lejano 1988.

Joaquín Hernández fue producto del sistema que incluso desde Lázaro Cárdenas apostó por ese sindicalismo corporativo y controlador que además deja tantos beneficios a sus líderes.

Pero “La Quina” no era un entreguista y, aunque convertido en padrino, combatía el maltrato a las mujeres por parte de los obreros petroleros, apoyaba la salud y el bienestar de los hijos de los trabajadores y financiaba incluso caras operaciones y el acceso a casas y entierros dignos para todos... Que descanse en paz, efectivamente, otro de los pocos grandes mexicanos que aquí quedan y desde aquí hago llegar un saludo a su familia en otra hora dura, pero no tan difícil como la sufrida cuando su injusto encierro y para toda la familia suplicio

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