martes, 17 de septiembre de 2013

Debemos unirnos para un Paro Nacional

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Ojalá la indignación tome las plazas 
Ricardo Andrade Jardí

Como todo lo que ha caracterizado, al desgobierno impuesto por MONEX-Soriana, a través de las siglas del PRI, práctica que esos organismos políticos-empresariales utilizaron desde la campaña electoral y que fue la estrategia para llenar las urnas el 1 de julio del 2012 e imponernos al “dandi Televisa”, que al no ser capaz de leer ni una revista, es por supuesto el mejor defensor que la oligarquía nacional podía tener para terminar, por un lado, con las garantías individuales de la Constitución y, por otro lado, para borrar todo rastro de soberanía nacional de esa misma Carta Magna. Nuestro agraviado país llega al 103 aniversario de la independencia, entre plazas públicas llenas de acarreados, al estilo del viejo PRI, que es exactamente igual al “nuevo” PRI, pero los acarreos no son lo más lamentable de lo que nos acontece.

Mientras los fenómenos naturales azotan como siempre a la pobreza en las costas del Golfo y el Pacífico, el país se debate entre las mentiras y linchamientos mediáticos de la telebasura contra todo aquel que se atreva a moverse al margen de lo que el desgobierno federal ordena, aunque en realidad ordenan otros, los poderes de facto, que nos han impuesto un Poder Ejecutivo de telenovela.

Así podemos ver al ejecutor intelectual de 49 niños asesinados en una guardería subrogada por el IMSS, promover el Pacto por México, en tanto el Poder Judicial mantiene preso al profesor Alberto Patishtán, pese a la infinidad de pruebas que demuestran su inocencia. El Poder Judicial en México ya no es otra cosa que un instrumento de opresión al servicio también de los poderes fácticos. La telecracia vocifera su odio y su mentira contra los maestros que legítimamente defienden sus derechos que fueron producto de innumerables luchas.

Algo que no hay que olvidar nunca es que ningún derecho conquistado por los trabajadores mexicanos en la historia contemporánea nos fue otorgado por el viejo PRI ni por los dos sexenios de pesadilla de la derecha panista, ningún derecho.

Ni los derechos a la salud, a la “seguridad” (hoy inexistente gracias a la corrupción política aliada al crimen organizado), a la educación pública, nos fueron otorgados por gobierno alguno.

Por eso no deja de ser profundamente triste que una parte de la ciudadanía educada por Chabelo y Chespirito sea incapaz de valorar la importancia que tiene la lucha del magisterio.

Los maestros salieron a la calle, no a oponerse a una reforma educativa, sino a una reforma administrativa que pretende acabar con los derechos laborales del magisterio, como ya antes las “reformas estructurales” dictadas por el mercado de la hamburcolademocracia, terminaron con los más elementales derechos laborales de los trabajadores mexicanos, en beneficio de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.

La mentada reforma educativa, no cambia los contenidos de la educación en México, es decir, aquello que “La maestra” y el asesino exiliado en Harvard (Fecal), modificaron para, entre otras cosas, exterminar el civismo y la historia de los contenidos educativos, por ejemplo. Como antes otros habían quitado la ética y la filosofía y la geografía y así hasta bajar a lo que ustedes ya saben.

La reforma no modifica ni replantea esos contenidos “educativos” que nos colocan hoy en el último lugar de “competencia educativa” de los países miembros de la OCDE, pero el primero en obediencia y pasividad.

Ojalá la ciudadanía, y muy particularmente ese sector del proletariado mal llamado clase media, que se siente tan ofendido porque las marchas de los maestros le cierran el tránsito a su automóvil, que no a su persona, y festejan la brutal represión contra el magisterio en aras de que el impuesto niño Televisa dé un grito a los acarreados de la “plaza recuperada” (en realidad desalojada por el terrorismo de Estado), logren despertar a tiempo del pantanoso confort en el que se mueven (hasta donde la represión y la telecracia se los permite) y comprendan que la lucha del magisterio es la lucha urgente de las y los trabajadores mexicanos, es la lucha por reforzar las precarias conquistas laborales y por conquistar, ahora sí, derechos plenos que nos han sido negados durante décadas.

Pero ojalá y también el magisterio comprenda que la lucha que hoy llevan acabo no debe limitarse sólo al magisterio, sino a la defensa de todas y todos los trabajadores del país, a la fundamental defensa de la soberanía energética y alimentaria para que México sea un país verdaderamente independiente y soberano, que esa es la lucha más importante que el momento histórico demanda de todas y todos los ciudadanos del país; se sabe que no es una lucha fácil, pues la reacción conservadora quiere el control absoluto de la vida social y privada de “los consumidores mexicanos”, porque eso, y sólo eso, somos para los grandes capitales: esclavos consumistas al servicio de la explotación capitalista.

Ojalá estemos a tiempo de indignarnos todas y todos y de tomar las plazas públicas, las alamedas, las carreteras, los centros de estudio, las redes sociales, las radios públicas y las avenidas en una acción legítima (garantizada por el artículo 39 constitucional) de desobediencia social pacífica que destierre los vicios autoritarios de las dictaduras latinoamericanas; los vicios impuestos por la global hamburcolademocracia maquillados de “representatividad”, en el promovido, por los asesinos impunes, Pacto por México.

Sólo así, cuando millones de mexicanos perdamos el miedo de salir a defender nuestros más elementales derechos, podremos alcanzar un devenir digno y justo para todas y todos, abandonando nuestros silencios de complicidad con la pesadilla con la que el prianismo amenaza con despojarnos de todo lo que otros hombres y mujeres, iguales a nosotros, nos otorgaron con la esperanza de que un día fuéramos una nación republicana, justa, laica, democrática, digna e igualitaria para todas y todos. De lo que hoy estamos cada vez más lejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario