¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La sangre derramada
María Teresa Jardí
A
los compañeros que reciben de manera temprana mi colaboración cada día
les habrá, quizá, sorprendido la tardanza en la llegada ayer de la
misma. Les cuento. No me entiendo del todo bien, en casa de mis hijos,
con sus respectivas computadoras.
Me gusta la mía y es con la única que tengo lo que se podría incluso decir que es una relación amistosa.
Pero igual, la razón de la tardanza, agravada por el hecho de no haberme
entendido con la computadora de la casa de mi hijo Julián, que también
usan mi nuera y mis nietos, no fue la razón principal de mi tardanza en
el envío de lo que hoy ustedes leen.
Con haber despertado al nieto que más cerca de la biblioteca dormía,
habría sido suficiente para que me prestara la ayuda que requería.
Fue la foto de La Jornada con los maestros brutalmente reprimidos en
Chiapas, la que me hizo sentir de inmediato alterada, lo que me hizo
desistir de seguir luchando con la computadora a brazo partido para
escribir en ese momento. Aunque ya no siento la mente débil pensé rauda
en que no me fuera a dar otra regresión al pasado represor de Echeverría
organizado por él como consecuencia de haber atacado con sus halcones
el 10 de junio otra marcha estudiantil logrando hacer estallar una
guerrilla urbana. Así que apagué la computadora y me leí un cuento de
Bertolt Brecht de un libro que cogí al azar de la biblioteca. Un cuento
que ya había leído, “La tiza”, en el que un juez sentado en el suelo
realmente imparte justicia. Nada qué ver con los ministros de la Corte a
modo del fascismo que contra los luchadores sociales es en realidad lo
que está ganado la partida. Calderón quiso hacer estallar el país. Peña
va camino de lograrlo.
Hoy se cumplen 6 meses de la toma de protesta de Peña en el Congreso
mientras “las fuerzas del orden” atacaban a estudiantes que de manera
pacífica se manifestaban en contra de su llegada como presidente
comprado por Televisa, Televisión Azteca, Monex y Soriana.
Compra que le han perdonado al PRI los órganos a modo de la aplicación
aquí del caducado sistema neoliberal a la mexicana; desarmados en su
estructura ética que se encuentran todas las instituciones del Estado
mexicano, convertido en Estado fallado, comprados, con salarios
millonarios, que están los integrantes de las instituciones del Estado
se ven obligados haciendo el ridículo ante el mundo a resolver “que el
gastador no fue Peña, que el gastalón es AMLO” .
Como si los mexicanos estuviéramos ciegos y como si nadie en el mundo se
diera cuenta del nivel de obscenidad sin maquillaje que exhibe la mafia
política mexicana.
El deseo de derramar sangre, una vez adquirido, con impunidad absoluta,
al punto de poderse convertir el represor en Presidente de lo que
seguimos llamando República, visto está, que no hay manera de
reprimirlo.
A unos días de las primera elecciones que va a enfrentar Peña y a seis
meses del costo que ha tenido que pagar como represor por los
acontecimientos del primero de diciembre pasado y luego del costo
también que significa el recordatorio permanente de que “San Salvador
Atenco ni se olvida ni se perdona”, es incomprensible que se repita un
hecho de sangre de esa magnitud del que se acaba de dar en Chiapas
contra los maestros que buscaban elegir libremente a su líder estatal.
Aunque con policías estatales, como se hizo aquí con los estudiantes por
el desprestigiado de ese día Miguel Mancera, creado el conflicto por
Mondragón el 1 de diciembre y por el impune sucesor, a modo del
peñanietismo, de la Gordillo, implicado en los mismos delitos de desvío
de cuotas sindicales que su examiga, convertido en el a modo del
Sindicato de maestros de la nueva, pero tan vieja, era priista.
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