¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Corrupción e impunidad: ¿Hasta cuándo?
Un ex Gobernador en Tabasco –por poner el ejemplo reciente de muchos
otros impunes– deja las arcas públicas prácticamente en quiebra; su
familia y su primer círculo de colaboradores se enriquecen al punto de
que nadie sabe cuánto dinero tienen, y encima presumen con todo descaro
de la fortuna amasada con el dinero de los ciudadanos.
Un obrero al que apenas le alcanza para cubrir las necesidades básicas
de su familia toma el liderazgo del sindicato petrolero y pasa más de 20
años en el cargo. Se convierte además –por poner el ejemplo de muchos
otros líderes sindicales impunes–, en uno de los hombres más ricos del
país, pero también en uno de los que más denuncias tiene ante la
Procuraduría General de la República (PGR) por desviación de recursos,
peculado, fraude, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias e
incluso por homicidio.
Un ex Presidente de México –por poner el ejemplo de otros impunes– habla
disparates a diestra y siniestra y, ahora, presume que si se legalizan
las drogas invertirá en la producción y venta de mariguana, sin tener el
menor respeto por los cientos de miles de muertos, desaparecidos,
huérfanos y desplazados que el combate contra el narcotráfico le ha
costado a México.
Un funcionario público de alto nivel en la seguridad nacional en México
–por poner el ejemplo de tantos otros en descrédito– negocia
políticamente con el titular de la Procuraduría General de la República
para impedir que su hija demande al nieto del Procurador, luego de que
éste la golpeara brutalmente, impidiéndole hacer justicia, ejercer sus
derechos como mujer y defender su dignidad.
Un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) jubilado
–por poner el ejemplo de muchos otros jueces corruptos– se vale de sus
contactos para encarcelar a su ex pareja, madre de dos de sus hijos, y
someterla a vejaciones. Un grupo de padres cargan desde hace cuatro años
el dolor de haber perdido a sus hijos en un incendio en una guardería
que, claramente y se ha documentado, operaba entre irregularidades,
negligencia y al amparo de políticos poderosos, pero no se les hace
caso. Su dolor –por poner el ejemplo de miles de padres de familia en
México– se vuelve más profundo en la medida que las autoridades ignoran
por completo sus peticiones de justicia.
Ninguno de estos casos, una pequeña muestra de la corrupción e impunidad
que impera en el país, ha merecido que se ejerza la ley en tiempo y
forma. ¿Qué está pasando en el país y qué ocurre con las autoridades?
¿Por qué si hay tantas pruebas y denuncias no actúan? México sufre su
peor crisis en la aplicación de la ley, y los funcionarios públicos son
los principales actores y promotores de actos de corrupción.
La degradación moral de los políticos en el país es imparable y el
actual gobierno, encabezado por Enrique Peña Nieto, está siendo rebasado
por esta lepra. Hace ya más de 31 años, el 10 de diciembre de 1982, el
entonces Presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado,
planteó los fundamentos de la Renovación Moral, con los que se propuso
la Reforma a los Artículos 108 al 114; 22, 73, 74, 78, 94, 97, 127 y 134
constitucionales. Esas normas establecen puntos que el servidor público
debe cumplir con la sociedad, para que sus obligaciones no se disuelvan
y para que el comportamiento honrado prevalezca. En teoría, sentaba las
bases para que la sociedad recurriera al Derecho y no se viera forzada a
quebrantarlo para obtener del gobierno lo que en justicia le
corresponde, y para que los recursos económicos nacionales aumentaran el
bienestar del pueblo.
Sin embargo, tres décadas después nada de eso se ha logrado porque los
servidores públicos, comenzando por los de más alto nivel, se pasan por
el arco del triunfo sus responsabilidades constitucionales y quebrantan
con una mano en la cintura el sistema jurídico. ¿Qué tiene que pasar
para que estos abusos se detengan? Mientras la inmoralidad de los
funcionarios siga sin ser castigada con todo el peso de la ley, el
servicio público seguirá siendo un botín inagotable.
El riesgo es que la sociedad está cansada y el gobierno de Peña Nieto
debe aplicarse con urgencia en salvaguardar la legalidad… antes de que
esta mecha, encendida ya, haga fuego.
(SIN EMBARGO.MX)
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