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Por Esto!
¿Privatizar (otra vez) a Pemex?
Francisco Rodríguez
Indice Político
Con
leves muy leves variantes, el texto del Artículo 27 Constitucional reza
así desde hace 75 años: “Tratándose del petróleo y de los carburos de
hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radiactivos, no se
otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso
se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de esos
productos, en los términos que señale la Ley Reglamentaria respectiva.
Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar,
distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la
prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán
concesiones a los particulares y la Nación aprovechará los bienes y
recursos naturales que se requieran para dichos fines.”
Pero tales son “rezos” que no se cumplen cabalmente.
En materia de energía eléctrica, por ejemplo, desde el zedillato son los
llamados productores independientes –en su mayoría extranjeros— quienes
llevan todas las de ganar. La Comisión Federal está obligada a adquirir
sus excedentes, por lo que ha dejado de producir electricidad en las
grandes presas del Sureste, causa principal de las inundaciones que casi
cada año asuelan a gran parte del territorio de Tabasco y parcialmente
de Chiapas.
En materia petrolera, tiene ya mucho tiempo que empresas estadounidenses
como Halliburton y Schlumberger, entre otras muchas, gozan de los
llamados “contratos incentivados” con los que no sólo se burla a la
Constitución, sino a la propia empresa paraestatal, habida cuenta de que
sólo devoran millones y millones de dólares sin entregar resultados,
cual sucede en Chicontepec.
Otra privatización silenciosa de Pemex se ha dado vía los Pidiriegas,
con los que se han financiado innumerables contratos de los llamados
“llave en mano” y que han estado a cargo, but of course, de empresas de
la iniciativa privada.
Banqueros, financieros, empresarios y un sector de la así nombrada clase
política, presionan empero para que la Constitución sea reformada para
permitir que Pemex abra sus puertas de par en par a los negociantes
privados.
Transformación: Peña Nieto
El discurso oficial imperante no habla de privatización, sino de
modernización, incluso de transformación, de la empresa. Así lo ha dicho
el propio Presidente de la República en más de una ocasión, desde su
propia campaña proselitista, y lo ha repetido en los dos últimos días.
El domingo, en la refinería de Salamanca, el señor Peña Nieto aseguró
que la reforma energética contendrá cuatro rubros clave: ayudar a la
economía familiar; democratizar la productividad al reducir las tarifas
de la micro, pequeña y mediana empresa; elevar la competitividad de la
industria nacional y permitir la creación de mayor infraestructura e
inversión para aprovechar los recursos petroleros del país.
Explicó que la paraestatal debe ser una institución con mayor
eficiencia, transparencia y mayor rendición de cuentas, por lo que
alentará la ética corporativa y la responsabilidad social. “Una nueva
estructura organizacional, mejorar la toma de decisiones, Pemex debe
administrarse con la mayor eficiencia, honestidad, transparencia y
rendición de cuentas”.
Y más adelante, que su gobierno busca el consenso de los firmantes del
Pacto por México para alcanzar “una reforma energética que beneficie a
todos los mexicanos, (y) si mejora el sector energético no tengan duda
habrá de mejorar todo México, trabajemos todos juntos para hacer de
Pemex la gran empresa que está destinada a ser, que estemos ante la gran
oportunidad de transformar a Pemex, para transformar a México”.
En el ambiente, empero, priva la sensación de que el objetivo sí es privatizar, todavía más, las actividades de Pemex.
El domingo, Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD; ayer lunes, Martí Batres por
Morena, reclamaron lo que ambos coincidieron en denominar intentona de
privatización.
Algo deben saber porque la iniciativa aún no se presenta.
Índice Flamígero: De 15 puntos consta la propuesta energética de Morena,
sin tocar a la Constitución: 1) ampliar la exploración de nuevos
yacimientos para disminuir la sobreexplotación; 2) construir cinco
refinerías nuevas para dejar de importar gasolina de Estados Unidos; 3)
aprovechar el gas del Golfo de México y dejar de importarlo; 4) ampliar
el presupuesto para investigación y tecnología; 5) bajar el precio del
gas doméstico; 6) reintegrar a Pemex en una sola estrategia nacional; 7)
integrar una sola política energética que abarque petróleo, gas,
electricidad y otros energéticos; 8) disminuir exportación de petróleo
crudo y aumentar exportación de refinados y petroquímicos; 9) absorber
la deuda de Pemex por parte del Gobierno federal; 10) combatir todas las
formas de corrupción y saqueo que se dan en torno al petróleo; 11)
disminuir el gasto oneroso de la alta burocracia directiva de Pemex; 12)
cortar la transferencia de Pemex al sindicato petrolero para gastos
políticos; 13) cancelar los contratos de Pemex con compañías extranjeras
que tienen sobreprecios; 14) incorporar estrategias sustentables y
ecológicas, y 15) establecer una aportación fija de Pemex al erario.
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