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Zedillo: de la inmunidad a la impunidad
MÉXICO, D.F., 15 de diciembre (J. Jesús Esquivel/Proceso).- El equipo de abogados que representa
en Estados Unidos a los familiares de las víctimas de la matanza de
Acteal exigió a la Corte Federal de Connecticut desechar la
recomendación de inmunidad para Ernesto Zedillo, pues asegura que el
gobierno de Barack Obama fue engañado para proponer esa excepción
judicial al expresidente mexicano.
“Toda
la evidencia indica que el Departamento de Estado fue grotescamente
engañado en la petición de inmunidad y que carece de la información para
sustentar su propuesta”, sostienen los abogados defensores en un
documento presentado el viernes 7 ante la Corte Federal de Connecticut.
“A la luz de esta nueva evidencia (...) los demandantes solicitan a esta
Corte: Mantener los procedimientos de la demanda civil (contra Zedillo)
hasta que se conozca el decreto final de la solicitud de amparo en las
cortes mexicanas; solicitar al Departamento de Estado que revise su
sugerencia de inmunidad con base en la determinación que tome la corte
mexicana; y declarar en este momento que Zedillo no es inmune a esta
demanda porque (...) la inmunidad le es negada según la Constitución de
México”, destaca el documento de 10 páginas.
El texto –firmado por los abogados Matthew D. Gordon, Roger S. Kobert y
Marc C. Pugliese– acusa al todavía embajador de México en Estados
Unidos, Arturo Sarukhán; al exsubsecretario de Relaciones Exteriores
Julián Ventura y en general a la Cancillería de la administración
calderonista de haber engañado al gobierno estadunidense respecto a la
supuesta protección que otorga la Constitución de México a los
expresidentes del país.
Las trampas de Sarukhán
Al cumplirse este 22 de diciembre 15 años de la matanza de 45 tzotziles
en la población de Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas, los abogados
de los familiares de las víctimas indican que el gobierno de Obama, de
forma irresponsable y con sustento en los dichos de Sarukhán, Ventura y
del gobierno de Calderón, el pasado 7 de septiembre recomendó a la Corte
Federal de Connecticut otorgar inmunidad a Zedillo y desechar la
demanda de la que es sujeto.
Numerosas investigaciones independientes, tesis académicas e incluso
informes de organismos de derechos humanos han concluido unánimemente
que la matanza de Acteal fue un crimen de Estado.
Gordon, Kobert y Pugliese le aclaran a la corte en Connecticut que en la
“nota diplomática 07654” que Sarukhán envió al Departamento de Estado
el 4 de noviembre de 2011; el diplomático ocultó a Washington las
limitaciones constitucionales mexicanas sobre la inmunidad de los
expresidentes.
La mentira de Sarukhán al gobierno de Estados Unidos, según la demanda
de amparo, fue deliberada para “hacer valer ante instancias
internacionales la inmunidad diplomática” que Calderón pretendió
garantizar para Zedillo.
Los tres abogados le explican la corte que Zedillo ha guardado silencio
ante la demanda de amparo que las víctimas de Acteal presentaron en
México para solicitar la nulidad de la inmunidad diplomática.
“Con su silencio Zedillo concede que la Constitución mexicana claramente rechaza su inmunidad”, puntualizan los abogados.
Respecto a la recomendación que hizo el Departamento de Estado para
otorgarle inmunidad a Zedillo y con ello anular la demanda civil –por
violación a los derechos humanos– que en su contra presentaron las
víctimas de Acteal en Connecticut, el documento destaca que este
privilegio diplomático antes de ser emitido debe ser analizado
minuciosamente para tener la garantía de que se sustenta en los decretos
constitucionales del país extranjero al que pertenece el potencial
beneficiado.
Los abogados le hacen notar a la corte que la Constitución mexicana en
sus artículos 108 y 111 establece que el presidente de la República goza
de inmunidad durante su mandato, excepto en caso de que traicione “a la
patria” o cometa crímenes graves.
La defensa de las víctimas de Acteal sostiene a su vez que por “respeto a
la soberanía” mexicana, el Departamento de Estado debería acatar las
recomendaciones que en el pasado se han hecho ante las cortes federales
de Estados Unidos para el caso de emisión de inmunidad diplomática a
extranjeros.
Como compromiso de los acuerdos internacionales –insisten los abogados–
el Departamento de Estado debe cumplir con la doctrina diplomática de
respeto mutuo y cortesía para con los decretos constitucionales de
naciones soberanas a los que no debería contradecir, porque esto podría
ser interpretado como una intromisión.
Por encima de los argumentos internacionales y diplomáticos que se han
presentado ante la corte de Connecticut, los tres abogados reconocen una
prerrogativa de Obama:
“Generalmente las cortes federales se muestran reacias a intervenir en
asuntos de política exterior que le competen a la autoridad del Poder
Ejecutivo. Pero aun cuando el contexto es menos obligatorio como en este
caso cuando se ha perpetrado un fraude –por parte de Sarukhán– al
Departamento de Estado y a esta Corte, nuestras cortes pueden considerar
secretos de Estado e incluso reexaminar juicios hechos sobre el
contexto de asuntos extranjeros”.
Ahondando en el caso del juicio de amparo en México, el documento le
hace notar a la corte de Connecticut que Zedillo en su defensa argumenta
que cuando hizo la sugerencia de favorecerlo, el Departamento de Estado
“tenía en la mano” la información de la inconstitucionalidad del pedido
de inmunidad hecho por Sarukhán. “El Departamento de Estado no rechaza,
ni siquiera menciona haber considerado esta información, por lo cual no
tiene fundamento la especulación contraria que hace Zedillo”, asienta
la defensa.
De lo que sostiene el expresidente mexicano acusado en la demanda civil
en Connecticut, los tres abogados añaden que Zedillo también ignora una
distinción importante y crucial entre lo que significa “presidente y
expresidente”.
Por ello le recuerdan a la corte que el sistema judicial de Estados
Unidos aun cuando en el pasado haya otorgado inmunidad diplomática a
extranjeros, esto ya no se aplica para el caso de ciudadanos que han
dejado de ser jefes de Estado o de gobierno.
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