¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La diferencia
María Teresa Jardí
En España es claro que el impresentable Rajoy busca, copiando a México,
imponer de la misma manera todos los males que a los mexicanos nos han
dejado sin democracia, sin república y sin instituciones. Sufriendo a
unas cuantas familias mafiosas como apoderadas del poder y del dinero.
Masacrando los que mandan, a través de sus empleados “gubernamentales” y
organizados por fuera al pueblo pobre, mientras a los hijos de ese
pueblo, se les abusa impunemente por impunes pederastas incrustados en
los puestos públicos y a las hijas se las convierte en prostitutas con
el impune negocio que aquí a la mexicana se aplica, aunque se combate,
todavía, en algunos lugares del mundo como el atroz delito que es la
trata de blancas. A los jóvenes se les obliga a convertirse en sicarios y
a los viejos se les obliga a morir de hambre, porque aunque quieran los
hijos, obreros, es claro que convertidos en la mano de obra más barata
de mundo, no podrán ya compartir ni un pan con sus viejos.
Se inició la conversión de México en laboratorio de los yanquis como
puerta de entrada para joder al resto de países de América Latina. Como
se convierte hoy a España como puerta de entrada a Europa. El imperio no
tiene llenadera y por más que coma es un monstruo brutal que no está
nunca satisfecho en su sed incluso de venganza, al saberse inculto y
despreciado por la humanidad entera.
Con el aval de ONU funciona el imperio a nombre de sus amos. Convertida
hoy la ONU en uno de los apoyos criminales del criminal imperio yanqui.
Con el aval de los sionistas y de la corona inglesa que es retratada
desnuda por los que al final habrá que reconocer que son quienes alertan
al mundo de algunas perversidades de los “famosos”.
Aquí empezaron muy pronto a aplicar la receta canalla con la que se
desahucia a México hoy. En España empezaron más tarde. Pero quién sabe
si no lo logren antes de que acaben los que mandan con la humanidad
entera que sobre el planeta, como animal que se distingue de los otros
por la conciencia, en algunos lugares como México ha renunciado a
tenerla. Porque de eso habla, no nos engañemos, el que hasta los
obreros, obedeciendo ordenes de los que saben que son sus corruptísimos
líderes sindicales, se hayan ido a dormir en tanto de momento a esos
líderes también desechables se les compraba para aprobar la
contrarreforma laboral más vergonzosa del planeta, en un país donde
Alberto Trueba Urbina había logrado establecer, tempranamente de cara al
mundo, que bastaba para que la relación de trabajo se diera con la
existencia de un trabajador y de un patrón de carne y hueso. No un
fantasma como se ha “legalizado hoy” por pederastas traidores a la
nación mexicana.
La diferencia es que en España no solo llenan las plazas los obreros, si
no que van acompañados de sus padres y de sus hijos, de sus hermanos y
de los estudiantes, de las amas de casa y de las prostitutas por
vocación que nada tienen que ver con la trata. De policías incluso, en
algunos lugares. En otro esos impresentables que extrañan el franquismo
muestran con Rajoy el regreso del Franco, el infame dictador apoyado por
Hitler y por los Estados Unidos. Allá también buscan bajar la educación
y los recortes no llegan a la creación de los casinos. Todo lo
deseducador se vale y todo lo malo se copia. Pero como decía ayer Marcos
Marcos Roitman Rosenmann en La Jornada a propósito de las cargas
policiales y judiciales en contra de los manifestantes españoles “...La
idiotez política no tiene límite. La pena es que gobierna y además cree
que todos son de su condición. Si no hay gente protestando, todos
aceptan los recortes. Por eso es necesario perseverar y copar la calle,
aunque sólo sea para dar testimonio del desacuerdo. No pueden gobernar
impunemente. Ese es el valor de las manifestaciones”.
Sigamos viendo la telebasura sin hacer nada mientras esperamos que
vengan por cada uno de nosotros. Aquí con la contrarreforma laboral se
acabó de imponer la dictadura y si no lo entendemos pronto todos, en
seis años, los crímenes rebasarán el millón de pobres muertos.
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