miércoles, 1 de agosto de 2012

La virgen de Guadalupe nos sonrió;Coppel

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Sentencia de muerte a la democracia 
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Aun cuando los poderes fácticos y los grandes intereses trasnacionales hagan causa común para evitar que la democracia verdadera impere en México, por lo que se oponen firmemente a que Andrés Manuel López Obrador llegue a la Presidencia, la realidad es que si no se da ese paso el país se hundirá en un pantano de problemas irresolubles. Cada vez hay más gente que se da cuenta de esta realidad, por eso tendrá que aceptarse un hecho imposible de frenar. Aunque las autoridades electorales estén al servicio de la oligarquía apátrida y voraz, como se ven las cosas no les quedará otra opción que actuar como lo señala la Constitución; o en su defecto quitarse la máscara con la que ocultan su verdadero rostro antidemocrático.

En los últimos seis años sufrimos las consecuencias de la imposición de Felipe Calderón, verdaderamente graves para la inmensa mayoría de mexicanos. Con todo, una nueva imposición fascista, luego de burlarse el grupo en el poder de la voluntad popular mayoritaria, abusando del hambre y las necesidades básicas de la gente, tendría repercusiones apocalípticas de las que sería muy costoso recuperarse. Somos una nación con más de 112 millones de habitantes, que en vez de avanzar hacia adelante, como lo han hecho países que antes estaban detrás de nosotros, avanza en reversa y con menos recursos. Y lo más grave es que los pocos que hay los están usufructuando empresarios extranjeros, quienes están desesperados por ser los dueños únicos de Pemex para explotar los hidrocarburos hasta su total extinción.

Según el actual director general de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel, si no se privatiza dejará de ser productiva. Demandó hacer cambios constitucionales “para otorgarle autonomía de gestión y presupuestal”. Afirmó que la inversión de terceros no es la panacea para hacer más eficiente a Pemex, lo que significa que lo será sólo si pasa a manos privadas. Anunció que “la Virgen de Guadalupe nos sonrió”, debido a que aún hay petróleo para otros treinta años, si se incorporan las reservas probadas, las probables y las posibles. De ahí la urgencia de la reforma constitucional que permita vender sus activos sin andarse por las ramas. Como esa es la postura de Enrique Peña Nieto, Suárez Coppel se apunta para ver si, consumado el nuevo fraude, lo escoge para ser el responsable de la entrega de Pemex a inversionistas privados.

Lo anterior es sólo un ejemplo del imperativo de frenar las ambiciones apátridas de la oligarquía, que ya se ve en calidad de socia de los inversionistas foráneos. Es obvio que el futuro de México no cuenta en los proyectos del grupo en el poder, porque sabe que los mexicanos no tenemos futuro, mucho menos si se afianza el proyecto neoliberal con Peña Nieto en Los Pinos. Pasaríamos a subsistir en un presente sin mañana, como animales destinados al matadero, como sería el caso de aprobarse las mentadas “reformas estructurales”, que no son otra cosa que la legalización de la sentencia de muerte a la democracia.

Así lo piensan porque saben que el pueblo no podría defenderse de la represión a que sería sometido, a efecto de poder llevar adelante su proyecto entreguista y dilapidador. No por otra cosa pondría Peña Nieto al general Óscar Naranjo al frente de las fuerzas paramilitares que se encargarían de hacer el trabajo sucio. El pretexto sería nuevamente el combate al crimen organizado, lo que sería muy aplaudido por la Casa Blanca y los más importantes organismos internacionales. De ahí el imperativo de que no se debilite la oposición del pueblo a otra imposición fraudulenta, pues esta es la última oportunidad que tenemos los mexicanos para defender nuestro territorio, nuestra escasa soberanía, nuestros explotados recursos.

Hacer efectiva la democracia participativa en México es una necesidad insoslayable. Si no derrotamos la imposición estaremos condenados a ser una nación de perfil “africano”, en medio de una isla de primer mundo, habitada por algunos de los hombres más ricos del planeta. Tal absurdo sólo es posible en México, debido a la escasa participación de la sociedad en actividades públicas, a la nula organización social que facilita a los poderes fácticos la realización de sus planes.

Lo que no se avance ahora ya no se podrá lograr nunca, por las consecuencias que tendría el rompimiento brutal del orden constitucional, no por el pueblo sino por las ambiciones ilimitadas de la oligarquía. Las clases mayoritarias lo que quieren es vivir en paz, tener sus necesidades básicas resueltas, confiar en el futuro, y eso sólo se logra con respeto al orden constitucional. Con estabilidad social y gobernabilidad garantizada. Pero esto no le sirve a la oligarquía, por eso busca a toda costa los pretextos para imponerse por la fuerza. Sin embargo, olvida que siempre llega el momento en que un pueblo humillado se cansa de tanta humillación.
(guillermo.favela@hotmail.com

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