Editorial
A contra corriente.
Mientras el mundo entero intenta regresar al obsoleto modelo de ver primero por la Patria y después por la globalización, es decir, que ahora se lucha por la nacionalización de las industrias; entre ellas, la petrolera.
Sin que extrañamente no lo relacionen con lo que le sucedió a la Libia de Kadafi por andar peleándose con las poderosas petroleras transnacionales.
O lo que le sucede al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, quien ha nacionalizado todo lo que puede. Y si no ha nacionalizado al Vaticano ha de ser porque después no sabría qué hacer o dónde poner a tan peligrosos parásitos sociales.
Cabiendo comentar, volviendo al tema, que hay quienes opinan que la globalización, fundamentada en el comercio, por sobre todas las cosas. Y al decir “por sobre todas las cosas”, es realmente por sobre todas las cosas. Por lo que sea. Es en mucho responsable de la crisis socio-política-económica que, salvo honrosas excepciones, brota ya por el mundo entero.
Como también viene siendo el caso de Argentina, volviendo con la nacionalización del petróleo, que harta de entregarle sus riquezas a una Empresa gandalla como lo es la Repsol (pirata sería un término adecuado) que sin tener una gota de petróleo, o de gas, en toda España, anda viendo de donde saca provecho.
Que en voz de su Presidenta, la señora Cristina Kirchner, ha declarado que llevará a los tribunales el “contrato que se tenía con la Repsol”, aduciendo el incumplimiento por parte de la “petrolera” española, y la consiguiente recesión del contrato.
A Pemex de alguna manera, cabe comentarlo, ya le sacó un buen de dinero por una venta de acciones que tiene cara de ser fraudulenta. Y si se toma en cuenta que el mandamás de la honorable Empresa es Juan Carlos de Borbón, los argumentos de malas trazas se multiplican exponencialmente con los antecedentes conocidos de la Corona española.
Aquí a nuestro México, por poner otro ejemplo, la Repsol nos vende el gas que saca de Perú. Siguiendo el histórico comportamiento que han tenido para con los que en otros tiempos fueron sus esclavos.
“Colonias” enteras a las que “civilizaron”, según ellos, pero según otros las esclavizaron, asesinaron y saquearon en nombre de un Dios judío. Por si lo anterior fuera poco.
El asunto es que aquí, de los 4 honorables Candidatos a ocupar la Presidencia de la República (vaya a ser, cómo vaya a ser) ya van dos, Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota, quienes dentro de sus promesas de campaña dicen estar abiertos a la privatización de Pemex, la Empresa que sus respectivos Partidos han saqueado hasta que se han cansado.
Lo que ciertamente que no habla muy bien de la actualización histórica y contemporánea de los Candidatos, que de esa manera, sin informarse de lo que ya ha sucedido, continúan y continuarán obedeciendo las órdenes que les dictan desde los EEUU.
En detrimento no solo de los mexicanos, sino de la Patria entera. Hoy lamentablemente desdibujada y ofendida por la cuerda de apátridas que nos han gobernado.
Traicionando los principios sobre los cuales nuestra Patria fue fundada (el Estado laico y la separación igle$ia Estado, tan básica para el sano desarrollo de las sociedades)
Pero lamentablemente todo indica que la última riqueza que le quedaba a este otrora “Cuerno de la Abundancia” que rebosaba alimentos, será totalmente entregado a los aviesos intereses norteamericanos (sionistas)
Que al no poder agandallarse, mediante asesinatos y pretextadas guerras “humanitarias” todo el petróleo de Medio Oriente, se “conformarán” con seguir saqueando a nuestro México, en donde, para mayor vergüenza, sin que nadie se oponga a semejante traición.
Y no es que se pide que se tomen las armas. No. Con el convencimiento de los principios de Gandhi, de que se puede luchar sin violencia, se escoge otro camino. Lo asombroso es que la gente no se ha dado cuenta del poder que tienen como consumidores. Un Poder solo equiparable al inmenso poder de todos los productores juntos.
El día en que los “indignados” del mundo entero dejen de comprar en las tiendas de quienes los oprimen, de quienes los explotan, la oligarquía se puede trocar de la noche a la mañana en la verdadera Democracia.
“Apenas son suficientes mil años para formar un Estado; pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo”. George Gordon, sexto Barón de Byron, más conocido como Lord Byron (22 de Enero de 1788-19 de Abril de 1824)
A Felipe Calderón le tomó poco más de 5 años el acabar con nuestro México, que “háiga sido como háiga sido”, no estaba así cuando por la puerta de atrás se hizo del Gobierno.
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