El gobernante tiene varios peligros inherentes al ejercicio del poder público: el egocentrismo, la soberbia, el dogmatismo y la intolerancia. Todos estos “defectitos” derivan en un terror al diálogo y a la discrepancia. Gobernante que no supere estos peligros vive a la defensiva y termina solo, angustia que pretende resolver con el autoengaño, el elogio comprado y rodeándose de aduladores, sus “enemigos ocultos”. Dueño de la verdad su peor castigo es el aburrimiento: acaba informándose a sí mismo.
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
viernes, 6 de marzo de 2009
Manuel y paco.... Paco y manuel
El gobernante tiene varios peligros inherentes al ejercicio del poder público: el egocentrismo, la soberbia, el dogmatismo y la intolerancia. Todos estos “defectitos” derivan en un terror al diálogo y a la discrepancia. Gobernante que no supere estos peligros vive a la defensiva y termina solo, angustia que pretende resolver con el autoengaño, el elogio comprado y rodeándose de aduladores, sus “enemigos ocultos”. Dueño de la verdad su peor castigo es el aburrimiento: acaba informándose a sí mismo.
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