Por Esto!
Distanciamiento inaceptable
Apuntes
La misma cúpula oligárquica presenta fracturas que favorecen el conocimiento de los hechos tal como son, como lo demuestra el diario The New York Times, del que Carlos Slim es el principal accionista. No es gratuita la serie de reportajes sobre los abusos de la clase política en el poder, como tampoco lo es el cobro de cuentas del magnate por no haber contado con el apoyo de los gobiernos de Felipe Calderón y del actual inquilino de Los Pinos para ampliar su red de negocios. Ha sido por demás notorio el trato preferencial que se le ha dado al duopolio televisivo que controla los medios electrónicos, ahora Enrique Peña Nieto tendrá que afrontar las consecuencias.
En la ceremonia del 102 aniversario de la Marcha de la Lealtad, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos, dijo: “Hay quienes quisieran distanciarnos del pueblo. Imposible. Somos uno y lo mismo. Basta ver el rostro, la piel, el pensamiento y el corazón de cada soldado para ver que somos pueblo, que somos México”. Aunque no haya querido identificar a quienes quieren distanciar a las fuerzas armadas de la sociedad mayoritaria, no es difícil concluir que no hay necesidad de hacer adivinanzas, pues los hechos patentizan que la cúpula oligárquica tiene un interés indeclinable en lograr ese distanciamiento, con el fin de que las fuerzas armadas se pongan plenamente a su servicio.
Si así lo hicieran, la alta oficialidad estaría demostrando que lo de que son pueblo es pura demagogia. Sin duda los soldados rasos son parte del pueblo, pero no los altos oficiales, quienes con hechos están obligados a demostrar a quién le deben lealtad. Es muy fácil demostrar que la cúpula gubernamental no está al servicio del pueblo, sobran ejemplos de ello. Sin embargo, la alta oficialidad de las fuerzas armadas no parece darse cuenta, obligada como está a obedecer al comandante supremo que es el jefe del Ejecutivo. En consecuencia, se presenta un dilema que sólo se puede resolver con evidentes muestras de lealtad, al pueblo o a un mandatario que no está cumpliendo con el mandato constitucional de servir a la patria.
Ni qué decir tiene que después de poco más de tres décadas de que la tecnocracia apátrida en el poder dio un golpe de Estado, las instituciones están plenamente al servicio de intereses ajenos a los del país. En este sexenio se tenía programado completar la hoja de ruta que trazaron los tecnócratas conjuntamente con los ejecutores del llamado Consenso de Washington en 1982. Las cosas le iban saliendo bien a Peña Nieto, una vez que logró aprobar por un Congreso corrupto las reformas estructurales. Sin embargo, así como de manera acelerada iba por buen rumbo su proyecto, con igual velocidad se complicó con tanto error, tanta corrupción y tanta descomposición del tejido social.
Ahora el compromiso es mayor para las fuerzas armadas, pues están más obligadas que nunca a demostrar a quién le deben lealtad. Ojalá sea al pueblo.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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