La Jornada
AMLO, extenuante activismo
Relevos y opciones
PRD en la calle
Objeto de una rabiosa campaña de odio y división sociales desde 2006, López Obrador es factor central de la vida política nacional, por su terquedad implacable que le ha llevado a quedar como único líder de masas realmente opositor al poder priísta reinstaurado y a sus satélites bajo pacto. A pesar del bombardeo mediático inducido cotidianamente en su contra y de los propios errores cometidos por el tabasqueño, los pasos dados por el poder siguen teniendo como referente las eventuales reacciones de él y su movimiento, tratando de evitar que pifias gubernamentales le den material para resurrecciones políticas en las que se ha vuelto especialista.
Ahora, cuando parecen que han sido salvados los mayores e inmediatos peligros de salud y con una convalecencia de duración y características por definir, habrá de verse si el persistente tabasqueño podrá mantener bajo control los diversos hilos que nunca ha dejado escapar de sus manos, en un esquema de trabajo que probablemente le hará reducir el ritmo viajero y el énfasis personal en todos los detalles importantes. La irrupción de lo cardiaco en la agenda opositora pone de relieve la importancia de alternativas consolidadas que puedan servir para relevos temporales o definitivos en casos críticos.
Dado el carácter personalísimo del liderazgo lopezobradorista, pocas opciones cultivadas y consolidadas están a la vista. El presidente del comité nacional de Morena, Martí Batres, está en un proceso de maduración que aún no pareciera suficiente para asumir a plenitud las riendas del partido y el movimiento. Ricardo Monreal era el candidato original y naturalmente considerado para liderar Morena, pero un desacuerdo de última hora, cuando el zacatecano aceptó integrarse a la bancada senatorial del Movimiento Ciudadano, contra la voluntad del tabasqueño, lo dejó fuera de la presidencia partidista y abrió las puertas a Batres. Marcelo Ebrard no se decidió a romper a tiempo con el PRD y pasar a Morena, y hoy su fuerza política pasa por una cuneta. Y no faltan quienes creen que en los cálculos deba inscribirse al propio Andrés Manuel López Beltrán, quien ayer transmitió el llamado de su padre para que hoy se monten los cercos al Senado.
En el PRD, mientras tanto, ayer se vivían momentos de muy peculiar conversión combativa en las filas dominadas por la corriente conocida como los chuchos. Salieron a las calles, en marcha, con pancartas y consignas en contra de la privatización de Pemex. El súbito, relativo y negociable retorno del sol azteca al escaparate opositor callejero busca evitar que sólo sea visible el etiquetado como Morena. Su principal carta, la de una consulta popular en 2015, no es más que una maniobra dilatoria jurídicamente condenada de antemano al fracaso que, a la vez, significará el triunfo de la postura priísta en materia de energéticos.
Y, mientras el neoporfirismo se consolida, con las novedades releccionistas de la reforma política que permitirá la continuidad perniciosa de una clase política que de cualquier manera se la ha pasado entre diputaciones, senadurías, gubernaturas y cargos gubernamentales, pero ahora lo podrá hacer de manera más cínica, ¡hasta mañana!
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