La Jornada
Cierra la venta de garaje
Rechazo a privatizaciones
solucionarlos grandes problemas nacionales. Con su llegada a Los Pinos en 1982, Miguel de la Madrid inauguró la venta de garaje de la infraestructura productiva del Estado, y más de tres décadas después Enrique Peña Nieto pretende cerrar la tienda tras la entrega al capital privado del último bien que permanece bajo el dominio estatal.
Si no falla la memoria, la primera privatización de Miguel de la Madrid fue la venta de Accesorios Tubulares Especiales, una fábrica de bicicletas que el gobierno entregó a la CTM, con Fidel Velázquez al frente de tan combativo sindicato. Ese fue el tímido acto inaugural de la venta de garaje, pero de allí en adelante en cascada y por la misma ruta pasaron (con clientela selecta) bancos, casas de bolsa, aseguradoras, afianzadoras, líneas aéreas, consorcios mineros, carreteras, siderúrgicas, petroquímicas, hoteles, embotelladoras, armadoras automotrices, cementeras, fertilizantes, papel y cartón, ingenios azucareros, ferrocarriles, satélites, puertos, aeropuertos, electricidad (más lo que se queda en el tintero) hasta llegar al petróleo.
¿Resultados? Dos por ciento (promedio) de
crecimientoeconómico, fortunas de ensueño para un grupúsculo (el beneficiado con las privatizaciones) y miseria para millones de mexicanos, entre otras gracias. Y los recursos públicos
liberadospor las privatizaciones se utilizaron para todos menos para lo originalmente prometido, es decir,
la atención de las crecientes urgencias sociales y la solución de los grandes problemas nacionales. A estas alturas, 82 por ciento de los mexicanos registran cuando menos una carencia, 60 millones de mexicanos sobreviven en la pobreza y a la venta sólo queda el petróleo. Pero insisten.
Los seis gobiernos neoliberales (MMH-EPN) se han ido por la libre. Treinta años de privatizaciones han sido disfrazados de
desincorporaciones,
asociaciones estratégicas,
apertura limitada,
modernización,
redimensionamiento,
capitalización temporal,
inversión complementaria,
democratización del capital,
apertura reguladay muchas más, pero el resultado ha sido el mismo. Como es sabido, lo actual no es la privatización petrolera, sino la
modernizaciónde la industria del oro negro.
Obvio es que los únicos que no se quejan son los beneficiarios nacionales y extranjeros, pero ¿qué opinan los mexicanos de a pie, víctimas no sólo del saqueo de los bienes que se suponían nacionales, sino del robo en despoblado que para ellos ha significado el traspaso de la riqueza a manos privadas?
En su informe 2013, la Corporación Latinobarómetro (una ONG sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile) revela que 65 por ciento de los mexicanos está
en desacuerdo y/o muy desacuerdocon las privatizaciones realizadas en el país, y sólo el 35 por ciento (“muy de acuerdo y/o de acuerdo) las califica de
benéficas, contra 45 por ciento que se pronunció en el mismo sentido en 1998, cuando dicho organismo incorporó a su encuesta anual el tema privatizador.
satisfacción con los servicios públicos privatizados. En este sentido, el 68 por ciento de los mexicanos respondió estar
menos satisfecho o mucho menos satisfechocon tal situación, y sólo 32 por ciento se dijo
mucho más satisfecho o más satisfecho. “La queja de los usuarios con los servicios públicos privatizados –explica la citada ONG– comienza por la tarifa, continúa con la calidad del servicio y termina con la imposibilidad de cambiarse de compañía. Los usuarios no tienen opciones para elegir la compañía que usan y son cautivos de un sistema que no les rinde cuenta a los usuarios”, reclamo que no es exclusivo de los mexicanos. De hecho, precisa,
los países con menor aprobación a las privatizaciones son El Salvador, con 16 por ciento, y Chile, con 18 por ciento. Nuevamente llama la atención Chile, que se sitúa como ejemplo de éxito económico. Claramente los usuarios de los servicios públicos privatizados no opinan lo mismo.
La frustración de los mexicanos, en particular, y de los latinoamericanos en general, también se manifiesta en las evaluaciones que hacen de las políticas privatizadoras que han efectuado los gobiernos regionales, reconoce Latinobarómetro, que indica entre el 31 de mayo y el 30 de junio del presente año aplicó 20 mil 204 entrevistas cara a cara en 18 países de América Latina, con muestras representativas de 100 por ciento de la población nacional de cada país. Desde 1995 esta ONG realiza este trabajo, con el fin de
conocer la opinión de los pueblos sobre la economía, la política, la democracia, los acuerdos internacionales, el comercio y los temas coyunturales.
A lo anterior se agrega el siguiente resultado, que es brutal: el 82 por ciento de los mexicanos está
insatisfecho con el funcionamiento de la economía (no muy satisfecho, nada satisfecho); el 76 por ciento cataloga de
injusta y muy injustala distribución del ingreso en el país, y 78 por ciento tiene
una imagen negativa de progreso, porque está estancado o en retroceso. Y las respuestas referidas se hicieron tomando como base un eventual crecimiento económico de 2.8 por ciento en 2013, cuando todo apunta a que, si bien va, tal
crecimientoserá menor a la mitad de esa proporción.
Y de cereza, qué piensan los mexicanos sobre los resultados de la democracia en su país: 79 por ciento se manifestó
no muy satisfecho y nada satisfecho. Pero lejos de corregir la ruta, insisten. Y después de vender la joya de la corona, cerrarán la venta de garaje por falta de mercancía.
aprovecha la estabilidad macroeconómica del país para iniciar una nueva etapa de crecimiento económico sostenible, a través del impulso de una amplia agenda de reformas transformadoras(Hacienda dixit). Dos por ciento de
crecimientoanual promedio en tres décadas avalan ese atinado comentario.
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