La Jornada
SHCP: famélica esperanza
Reactivar el motor interno
crecimientode 1.7 por ciento en 2013 es el esperanzado secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y tecnócratas que lo acompañan. Pero aun en el supuesto de que, por fin, en algo atinara, tal proporción no sólo quedaría 50 por ciento por debajo de lo originalmente comprometido, sino que resultaría a todas luces insuficiente para siquiera comenzar a salir del estancamiento, por decirlo suave.
Se trata de 35 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero que tienen la mira puesta en el comportamiento y la perspectiva de la economía mexicana, y en este sentido los especialistas que los conforman de nueva cuenta redujeron su pronóstico sobre el
crecimientointerno: de 1.43 por ciento al cierre de septiembre pasado a 1.24 por ciento en octubre recién concluido.
Pero el tijeretazo no quedó allí. Aún no arranca 2014 y el pronóstico para ese año también fue modificado a la baja: de 3.59 a 3.41 por ciento, con todo y
reformafiscal aprobada y la energética en vías de autorización. De igual forma para 2015 el pronóstico desciende de 4.08 a 4.01 por ciento, con lo que, de cumplirse tales estimaciones, en la primera mitad del gobierno de Enrique peña Nieto el promedio anual de
crecimientono pasaría de 2.88 por ciento, una proporción casi mágica comparada con el registro de Felipe (1.8 por ciento anual en el sexenio), pero muy por debajo del mínimo necesario para comenzar a salir del hoyo (sólo para eso).
Mientras
el México que todos queremos(Peña Nieto dixit) se mantiene en lista de espera, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, consideró que el escenario de la producción industrial en Estados Unidos
comienza a mostrar un mejor panorama, pues en septiembre reportó un incremento de 3 por ciento en forma anualizada, cifra mayor a las exhibidas en meses anteriores.
Sin embargo, es necesario revisar los datos con cautela, ya que las manufacturas no tuvieron una injerencia importante en dicho crecimiento debido a que éstas tan solo aumentaron 0.1 por ciento en términos mensuales, las cuales, además, son un renglón clave para que la producción industrial exhiba crecimientos sostenidos en el largo plazo.
Adicionalmente, las cifras de empleo para el vecino país muestran un avance del 1.7 por ciento para septiembre de 2013, el cual resultó menor a lo esperado. Se observa que tanto la nómina no agrícola como la del sector privado exhiben movimientos alcistas, al igual que comercio y finanzas, pero los sectores de manufacturas, construcción, ocio y hotelería reportan señales de estancamiento. En este sentido, los efectos del cierre temporal de algunas actividades del gobierno se verán reflejados hasta octubre.
Tomando en cuenta lo anterior, la mejora relativa en la actividad industrial estadunidense generó efectos positivos en la balanza comercial mexicana. Las exportaciones totales tuvieron un incremento de 7.2 por ciento a tasa anualizada, impulsadas en gran medida por el sector automotriz, en tanto que las importaciones se incrementaron 5.2 por ciento, debido principalmente al aumento exhibido en los bienes de consumo.
En este sentido, es necesario impulsar y fomentar el desarrollo del mercado interno de nuestro país de forma tal que la economía posea motores adicionales a las exportaciones no petroleras y a su vez esto se traduzca en un mayor nivel de crecimiento económico.
Por su parte, la actividad estatal que presenta sus cifras actualizadas hasta el segundo trimestre del año refleja un avance en la actividad económica de las entidades federativas. Sin embargo, dicho avance no considera los cambios en la actividad económica nacional para los meses posteriores a julio del presente año, los cuales, como lo reflejan las cifras de actividad industrial e inversión, sufren una ligera moderación en su dinamismo en comparación a años anteriores.
Un mejor panorama en la actividad industrial de Estados Unidos podría impulsar en cierta medida la evolución de México para lo que resta de 2013, aunque
es importante que la economía mexicana desarrolle mecanismos de mercado interno que le permitan sortear los eventos económicos externos adversos y que estos, a su vez, le permitan generar tasas de crecimiento significativas.
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