¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La tentación del autoritarismo
Martín Moreno
Es el mismo PRI del 68, del 71…
El conflicto no es que el Estado asuma su responsabilidad y envíe a federales a restablecer el orden.
El conflicto no es que se tomen decisiones y se paguen costos políticos.
El conflicto no es que se libere una plaza.
El conflicto es que el gobierno que ordenó enviar las tanquetas al
Zócalo para dispersar a manifestantes, es el del partido simpatizante de
la represión y de la muerte.
El PRI de Tlatelolco y 1968.
El PRI del “halconazo” en 1971.
El PRI que se robó la elección presidencial en 1988.
El PRI que mandó matar a José Francisco Ruiz Massieu y que encubrió el crimen de Luis Donaldo Colosio.
El PRI que acabó con la vida de más de 500 perredistas.
El PRI de ayer. El PRI de siempre.
*****
Hoy fueron los maestros y los anarquistas quienes sucumbieron bajo
chorros de agua, toletazos y toda la fuerza del Estado. Mañana podrían
ser ciudadanos que protesten por algún fraude electoral del PRI. Que
salgan a las calles por que se reciclan –a como vamos, cosa muy
probable– las catástrofes económicas que han caracterizado a los
gobiernos priistas y hundido a millones de mexicanos. O por cualquier
otra causa.
El conflicto es que es el PRI. Y por los antecedentes históricos
–Tlatelolco, San Cosme, represión en Guerrero y Chiapas (por mencionar
casos emblemáticos), desaparición de perredistas, crímenes políticos–,
habrá que estar muy preocupados. Severamente preocupados.
El PRI y su lógica: liberamos la Plaza de la Constitución no porque se
afecte al ciudadano o porque seamos partidarios de la legalidad, sino
porque el presidente priista quiere dar allí El Grito y no le vamos a
fallar. Por eso que salgan las tanquetas y los federales: para darle
gusto al señor Presidente.
Vaya lógica priísta.
¿Y de qué les sirvió?
De nada.
La noche del 15 de septiembre fue la más triste y desangelada de la
historia. La SSPDF reportó apenas 8 mil asistentes. En 2012 asistieron
alrededor de 90 mil. Decía don Pedro Ramírez Vázquez que metiendo a
cuatro personas por metro cuadrado con plaza llena, serían entonces unos
80 mil. Y el arquitecto sabía de lo que hablaba.
De vergüenza los acarreados la noche de El Grito, cortesía del
gobernador del Edomex, Eruviel Ávila. Y ni aun así se pudo acallar el
grito de ¡Fuera Peña…Fuera Peña!, que hoy escuchamos, nítido e
irrebatible, a través de videos en redes sociales.
“Quince camiones con 67 personas cada uno, en promedio, llegaron al
Centro Histórico del DF provenientes del municipio de Nicolás Romero,
por órdenes del PRI-Edomex. Los acarreados aceptaron asistir a cambio de
alimentos y lugar en primera fila para presenciar el grito de Peña
Nieto”. (Página electrónica de Reforma 15/IX/2013).
“Nos dicen: fórmate aquí, fórmate allá…tráeme diez, tráeme veinte…y
pásalos para aquí, pásalos para allá…y nada…hasta dónde se sabe, el
recurso ($) sí llegó, pero no lo han repartido…no nos han cumplido…que
no jueguen”, dice una de las coordinadoras de acarreados mexiquenses.
Puras vergüenzas.
“Viva Mondragón y los policías que nos dieron Zócalo”, escribió Roberto
Zamarripa en su Tolvanera del lunes pasado en Reforma. Frase que
encierra actitudes y vaticina días de furia.
“Nosotros no vamos a hacer el papelazo…”, decía en televisión el
Comisionado Nacional de Seguridad, el iracundo Manuel Mondragón y Kalb,
minutos antes de las cuatro de la tarde, la hora cero. Se le quemaban
las habas al karateca para demostrar que es bien cabrón. Que él sí sabe
para qué se inventaron tanquetas, escudos y garrotes. Mondragón suena
con el tono de los militares pinochetistas que festinaban la fuerza por
encima de la razón.
¿Quién es Manuel Mondragón y Kalb?
“Ex priísta, formado durante los años dorados del priato, hechura
política de uno de sus símbolos más emblemáticos y corruptos: Carlos
Hank González”. (Abuso del poder en México. Martín Moreno. Cap. “El
falso izquierdista” Editorial Santillana/Aguilar). No se necesita
agregar más para retratar a éste funcionario proclive no a la firmeza,
sino a la represión. ¿Para qué dialogar si lo podemos arreglar a
madrazos?
“Es que se agotó el diálogo. Hubo muchas reuniones con los maestros”, dice el gobierno peñista. Chorradas.
Así se hubieran dado mil reuniones, si en esas mil no hay talento para
negociar, inteligencia para remediar y soluciones para desactivar, pues
sólo se iba a lograr una cosa: el fracaso. Y así sucedió.
No era cuestión de cantidades, sino de voluntades.
Son ellos, los priístas. No cambian. Ni cambiarán.
*****
Rebasado, arrinconado, empequeñecido, Miguel Ángel Mancera sufrió
políticamente el síndrome del kafkiano Gregorio Samsa: amaneció
convertido en un monstruoso insecto.
La mutación política es innegable: el jefe de Gobierno del DF se ha
convertido en subalterno de Enrique Peña Nieto. En la cabeza no de una
jefatura de gobierno independiente, sino de una especie de Secretaría
Capitalina bajo las órdenes del gobierno federal. En un ente temeroso y
limitado, al cual se tiene que rescatar desde Los Pinos. Qué pena.
Ni con López Obrador ni con Marcelo Ebrard había existido tanta sumisión
y dependencia del GDF hacia Los Pinos. Y no confundamos: una cosa es
dialogar y coordinarse, y otra, muy diferente, es obedecer y someterse.
“Gracias a las negociaciones del gobierno capitalino, los maestros
abandonaron la Plaza de la Constitución”, dijo Mancera. Mintió. Mal que
bien, era Gobernación quien llevaba las riendas de las pláticas con la
CNTE, y con el GDF como mero espectador.
Fue patético observar al Secretario de Gobierno del DF, Héctor Serrano,
forzando su aparición ante cámaras y micrófonos para que vieran que por
allí andaba…aunque otros hicieran la chamba.
A Mancera y a su ex ayudante personal, Rodolfo Ríos, la PGR les hizo el
trabajo con el caso Heaven: desde localizar los cuerpos de los trece
secuestrados hasta detener a los responsables. La PGJDF se limitó a
observar y a subordinarse.
Hoy, les limpia la Plaza de la Constitución ante los miedos de Mancera y la incapacidad de sus operadores políticos.
Qué vergüenza, señor Mancera.
*****
Preocupa que un gobierno priista asuma decisiones que, hoy por hoy,
marcan un derrotero sobre la conducta del Estado a futuro: palo a
quienes protesten.
La protesta –no la violencia o el nihilismo– cabe en cualquier
democracia. Aún más: es necesaria para evitar dictaduras políticas.
Pero hay un problema: en México tenemos a un PRI que nada más no encaja con la democracia.
Los priistas no fueron diseñados para la democracia. No la entienden. No la practican.
Allí el riesgo.
(SIN EMBARGO.MX)
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